Cartas al editor

Pésame para José Adán Castelar

El pasado 24 de diciembre falleció el poeta hondureño José Adán Castelar, un buen hijo de Honduras, poeta y padre del periodista del mismo nombre a quien mediante este medio le extiendo mi más sincero pésame ante su irreparable pérdida.

No tuve la dicha de conocer a tan destacado y honorable personaje, pero por lo que hemos leído, visto y escuchado en los medios de comunicación, el mundo de la literatura hondureña ha perdido uno de sus referentes, alguien que gozo en vida del respeto y admiración de las personas que le conocieron y su obras ahora serán las que lo inmortalicen en la historia y lo conserven en la memoria de sus familiares y cercanos amigos.

Entiendo que José Adán hijo manifestó su malestar porque en nuestro país se honran a estas personalidades hasta que han fallecido, lo cual nos parece injusto y una pena que así sea en nuestra sociedad y esto lo digo con conocimiento de causa, pues mi padre Rigoberto Espinal Irías (QDDG) al igual que el poeta Castelar y otros ciudadanos han escrito su nombre en letras de oro en la historia contemporánea. Siento yo que tampoco se le brindó un homenaje póstumo o en vida por su gran aporte a la cultura jurídica del país. Los ilustres hombres y mujeres que nacieron, crecieron y se convirtieron en modelos a seguir no reciben de las autoridades reconocimientos que los ubiquen en el sitial que se merecen. Estos talentos nacen raras veces, son gente brillante, cultos y sin duda especiales, por lo que deben ser valorados, pues la patria es lo que su hijos son y ellos en vida la honraron, por lo que deberían ser honrados, no venerados, pero ubicados en un justo contexto.

José Adán hijo en su momento vertió conceptos muy correctos cuando mi padre falleció, por lo que yo siento la obligación moral de corresponder su noble acto y mediante este artículo expresarle mi solidaridad.

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