Cartas al editor

Partido Liberal: traición y lección

Este año 2017 será recordado en la historia política del país como el año en el que quedó demostrado que el peor enemigo de un liberal es otro liberal.

Tal como lo advertimos en diferentes artículos publicados en este espacio, en las generales de este año los liberales se jugaban su última carta, fueron a las urnas con un buen candidato, que no tenía desgaste, un joven que provenía de la academia.

En su momento advertimos que Luis Zelaya conocería de cerca la hipocresía, que habría personas que se acercarían tan solo por ambiciones personales y así ocurrió. El día de las elecciones lo dejaron solo, lo traicionaron y solicitaron votar por ellos, pero por otro candidato presidencial.

Todo indica que mientras Luis recorría el país en su afán por despertar la esperanza entre sus correligionarios y querer “unir lo que otro Zelaya dividió”, a sus espaldas se hacían misas negras en cuartos oscuros con cortinas gruesas donde tramaron la peor derrota sufrida por este instituto político en la historia.

Los liberales al parecer tienen entre sus miembros a personas que son igual que el cangrejo, “cuando ven que uno sube, los otros lo bajan”.

Luis se rodeó de gente que venía conociendo (en lugar de hacerlo de amigos leales) y depositó su confianza en ellos. Sin embargo, la derrota trae consigo dos ventajas: un baño de humildad y la lección aprendida para reflexionar, reorganizarse, reconocer quiénes son los verdaderos amigos y adoptar ante la adversidad un optimismo que permita ver “el vaso medio lleno y no medio vacío”.

Si Luis Zelaya toma la decisión de volver a buscar la presidencia, para alcanzar su meta deberá abrir bien los ojos y ser paciente para evitar tropezar de nuevo con las mismas piedras.

Dennis Espinal
Ciudadano