Las aguas subterráneas cumplen un rol importante y en numerosos casos vital para el suministro de agua dulce y potabilización para consumo humano, actividades productivas agrícolas y otras, en las áreas urbanas y rurales.
Ahora bien, ¿conocerán las autoridades competentes cuál es la situación actual de la calidad de las aguas subterráneas y de los acuíferos en los valles de la zona sur de Honduras? ¿Conocerán cuántos pozos perforados están siendo utilizados para la agricultura y ganadería, para el consumo de agua para humanos y animales en las distintas ciudades, aldeas y caseríos? ¿Conocerán los competentes cuántos metros cúbicos de agua consume la agricultura, los humanos y animales por año en tiempo de sequía y de buen invierno y si este consumo hídrico ha sido o es pagado al Estado?¿Conocerán de la contaminación que provocan los cultivos de la caña de azúcar, melón, camarón, agroindustria de las aguas subterráneas versus la población humana? ¿Hasta qué tiempo pronostican llegar al punto de equilibrio de quiebre la demanda del agua dulce por la agricultura y el ser humano? ¿Entenderán y comprenderán las autoridades competentes la dimensión que, en Oriente Medio, África y en otras latitudes hay guerras por causa del agua y que la gente muere por la falta de agua? ¿Quién será el responsable en el futuro de desalinizar el agua del Golfo de Fonseca para abastecer de agua dulce y potable para riego agrícola o consumo humano, la empresa privada agrícola o el Estado?
Honduras, sus autoridades deben establecer controles para el uso del agua subterránea y desde luego conocer su calidad y el grado de contaminación y las repercusiones del cambio climático en las mismas.
La agricultura en el sur ha venido usufructuando las aguas subterráneas, provocando su contaminación a causa de la sustracción a través del tiempo de millones de metros cúbicos de agua dulce para riego e industria. Esta sustracción forma un espacio o vacío, el cual es llenado con las aguas salinas del mar Pacífico y que en tiempo de sequías se agrava aún más, llevando a la salinización de las aguas subterráneas.
Es admisible producir unas pocas toneladas de azúcar o unas cuantas cajas de melón y sandía u otras libras de camarón y beneficios fiscales, pero eso sí, cuidando de no quitar la posibilidad de vida en el tiempo a la población humana.
En el caso de la agricultura, estas empresas puede llegar el tiempo de no alcanzar los rendimientos económicos sustentables porque han contribuido a desertificar el suelo, salinizar el agua y calentar el planeta; su operatividad se verá amenazada y, además, nos heredarán una pobreza en los recursos naturales.
También, existe dificultad acerca de la percepción de la contaminación de estas aguas, una ignorancia sobre los riesgos de contaminación y una clara complacencia entre autoridades y demandantes de recursos de agua y suelos, no puede ser.
Las principales zonas de riesgo en Honduras son los acuíferos litorales del Pacífico, La Mosquitia, los acuíferos insulares y los acuíferos con sobre abstracción en zonas mineralmente ricas.
Las actividades de mayor impacto sobre la calidad del agua subterránea son: urbanización con densidad elevada con saneamiento sin alcantarillado, inadecuada disposición de residuos industriales y las exigencias agrícolas.
La amenaza de contaminación incide sobre la urgente necesidad de que los ejecutivos vinculados al sector público y privado hidráulico tomen acciones para cuantificar los riesgos en las áreas bajo su responsabilidad e iniciar medidas apropiadas de protección y control. En el caso de las aguas subterráneas, es justo señalar que la habilidad para analizar los episodios de contaminación que les suceden, excede en gran medida la capacidad para identificarlos y reducir el riesgo de contaminación.
La perpetuación de la especie humana está en la producción de alimentos, pero no sea la agricultura misma que facilite el desaparecimiento del ser humano y de la misma agricultura a causa de la contaminación de las aguas subterráneas y desertificación del suelo. Cuidado.
