Opinión

El deporte y la corrupción

Estaban totalmente equivocados quienes ingenuamente creían que aquello de que “la FIFA es una mafia” era solo la explosión de fanáticos dolidos por una mala experiencia de su selección favorita o que los empresarios vinculados a la actividad futbolera no son más que enamorados del deporte rey que llegan hasta a sacrificar su bolsillo para promoverlo.

Aunque ya muchos escándalos sobre arreglos de partidos, cambios de edades de jugadores, negociaciones turbias sobre sedes de los eventos deportivos más importantes y otras ya habían estallado antes en diversos países e incluso en la misma FIFA, el hollywoodense destape ocurrido esta semana en Estados Unidos, que ya tiene en prisión a más de una decena de personas, incluyendo a altos dirigentes del principal organismo de fútbol del mundo, alcanza ribetes históricos.

De tan altos vuelos es el escándalo puesto en escena por la justicia estadounidense que no solo exhibe la corrupción de altos funcionarios de la FIFA, dirigentes regionales, como los de la misma Concacaf, muy queridos en sus respectivos países, sino que también a grandes magnates que han visto crecer sus emporios bajo la sombra del fútbol.

El hecho de que haya sido el FBI y la justicia estadounidense la que lleve el caso, aunque los hechos no ocurrieron en esa nación ni los implicados en esa trama de corrupción, funcionarios de la FIFA y empresarios implicados en esa trama de corrupción de esa nacionalidad, no solo pone de relieve la extraterritorial aplicación de la ley cuando es la de una superpotencia sino que también incorpora el asunto a la actual confrontación política internacional, como lo demuestra la reacción de Vladimir Putin.

El presidente ruso aseguró que “Estados Unidos usa estos métodos para lograr sus objetivos egoístas”, puntualizando que se pretendía evitar que Rusia sea la sede del Mundial 2018. De hecho, existen dudas sobre la honestidad en tal decisión de la FIFA.

Estados Unidos justifica la acción extraterritorial de su justicia, en esta ocasión en que, efectivamente su sistema bancario, incluyendo JPMorgan Chase, Citigroup y Bank of América, además de HSBC, sirvió para que los corruptos y corruptores de la FIFA realizaran sus transacciones financieras.

Esperemos que, además de las plausibles acciones de la justicia estadounidense en contra de los implicados en este caso, también a nivel regional y local se realicen las respectivas investigaciones a fin de que los pueblos puedan conocer la forma en que se manejan los recursos que genera el deporte más popular del mundo.

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