Opinión

Avances, ironías y despertares

Mientras la reconciliación de Estados Unidos con Cuba, tras medio siglo de fallidos intentos por promover la caída del régimen comunista, sigue su indetenible avance, pese a la ira de los extremistas que no se cansaron de soñar con una derrota del enemigo, la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) conmemoró ayer los ocho de su fundación inaugurando la Escuela Suramericana de Defensa que enfatizará su accionar en la ciberdefensa.

Esta semana también se reafirmó el principio de que la corrupción no tiene límites ideológicos, geográficos ni de ningún tipo al ser detenido el tesorero del izquierdista Partido de los Trabajadores en Brasil, pero también el de Rodrigo Rato, ex titular del Fondo Monetario Internacional y exministro del gobierno derechista de José María Aznar, en España.

España, que junto al resto de Europa fue sorprendida por el súbito acercamiento Washington-La Habana, mientras mantenía una línea dura contra el régimen comunista, tuvo también un fuerte encontronazo con el objetivo más vulnerable para atacar que le queda a la derecha en Latinoamérica: Venezuela. Allí se encontró con un Nicolás Maduro, que no necesita de mucho para perder los estribos y recurrir a burdos insultos.

Pero también hubo en estos días claros mensajes para quienes en un momento se consideran inmunes e impunes: la deportación desde Estados Unidos del exministro de Defensa, general Eugenio Vides Casanova, para responder por crímenes de lesa humanidad y el inicio del juicio contra un militar chileno acusado de asesinar al emblemático cantautor Víctor Jara durante la dictadura proestadounidense de Augusto Pinochet.

Irónicamente en ambos casos Estados Unidos contribuyó a los crímenes cometidos. En El Salvador, entrenando y armando a los militares y en Chile, contribuyendo con el derrocamiento del presidente electo Salvador Allende y ayudando a afianzar a la dictadura.

Mientras el extremismo islámico sigue fortaleciéndose y extendiéndose a más países, los israelíes continúan con sus esfuerzos para boicotear el acuerdo preliminar entre Irán y las potencias occidentales, los chinos lograron que 57 países –de las potencias solo Estados Unidos se quedó fuera– se convirtieran en socios fundadores del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII), que muchos creen es la punta de lanza en los esfuerzos de Pekín para quitarle beligerancia a los multilaterales organismos de créditos controlados por la actual superpotencia.

Pero lo más importante es que todo lo que hoy sucede en el mundo coadyuve a mejorar las condiciones de vida de todos los habitantes de este Planeta.