Opinión

Los seres humanos buscamos un sentido de pertenencia o de vinculación hacia algo o alguien como parte de nuestra identidad nacional, que se traduce en patriotismo. El patriotismo es amor a la patria donde nacimos, es un valor que se debe enseñar a los niños desde temprana edad, inicialmente en el hogar a través de la familia y seguidamente en la escuela a cargo de los maestros, procurando cultivar el respeto y amor que le debemos. Los niños aprenden a través de sus experiencias y de los modelos que observa, es por ello que padres y maestros son el ejemplo a seguir. Amar a la nación es procurar que sea mejor cada día; no actuando con indiferencia hacia los símbolos que nos representan, ni reemplazándolos por simbolismos extraños.

Si el niño observa que somos respetuosos con nuestros símbolos patrios, las instituciones y todo aquello que nos identifica como hondureños, él seguirá los mismos pasos. Lo más importante es lograr que nuestros niños observen y sientan ese respeto y amor por la cultura de su país, por sus símbolos patrios, las costumbres y, por supuesto, por sus compatriotas sin importar su raza e idioma, condición económica, religión, vestimenta, etc.

Para algunos, patriotismo solo significa portar el uniforme de los colores nacionales cuando juega la Selección Nacional de fútbol; otros solo sienten pertenecer al país en la celebración nacional el 15 de septiembre. Hay acciones patrióticas que sirven para mostrar permanentemente el amor y respeto hacia el país, el ejemplo más claro es el de ofrendar incluso la vida en el campo de batalla cuando este es atacado por un invasor extranjero. Para otros el patriotismo se manifiesta por los valores que transmitimos como ciudadanos conscientes: meditando lo que significa haber nacido acá y la responsabilidad que se desprende de este hecho; realizando su trabajo con puntualidad, dedicación y esmero, para ser eficientes y productivos; mostrando una conducta ejemplar en su desempeño público y/o privado, evitando la trampa, el abuso y la pereza; respetando las leyes, normas y costumbres; pagando sus impuestos si le corresponde; acudiendo a las urnas electorales cuando se realizan elecciones para cargos públicos; dando siempre su contribución personal al bienestar común.

Alguien con sentido patriota puede quejarse de su nación observando los errores y deficiencias, pero al mismo tiempo buscando y proponiendo ideas o medios para poder solventarlos, pues no es correcto contemplar cómo el país se hunde cada día más sin que hagamos algo al respecto.

En este momento se hacen los preparativos de los actos tradicionales que permiten recordar nuestra independencia de España declarada el 15 de septiembre de 1821. Bueno sería que durante la celebración del 193 aniversario y a futuro, a lo largo del mes no solo nos conformemos con ver o participar de los desfiles, sino que también incluir otras actividades orientadas a conocer más y mejor el país que nos pertenece; suscitando el amor incondicional a esta patria vilipendiada que hemos descuidado y tenemos postrada, y que es merecedora de mejor trato. Podrían ser, entre otras:

Proyectar videos de documentales sobre nuestro país: sus lugares, su gente, su historia, etc., y promover el respeto mutuo entre hondureños, ya que somos compatriotas.

Programar espectáculos folclóricos donde el niño observe los trajes y los bailes típicos de nuestro país; difundir música típica, la música sensibiliza y deja huellas en la memoria de las personas.

Promover visitas a los museos y lugares históricos como actividades para toda la familia con finalidad de dar a conocer los valores, costumbres y tradiciones nacionales. Mostrar imágenes de nuestros héroes con relatos sobre sus hazañas para el bien de nuestro país.

Promover concursos a nivel nacional de dibujo, poesía y canto para destacar las bondades y nuestro amor y respeto hacia esta tierra bendita que se llama Honduras.

Realizar campañas a fin de enseñar que el respeto a la patria también se da cuando sabemos cuidar de nuestro medio ambiente, manteniendo limpias nuestras calles; evitando la tala y los incendios forestales.

El patriotismo es la fuerza primera de los pueblos, la que los hace poderosos, les da dirección, los eleva al heroísmo. Un pueblo convencido es una fortaleza que no se puede destruir.

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