Regresé a Honduras en 1977, formado de médico veterinario en la Escuela de Veterinaria de la Universidad Federal de Minas Gerais en Belo Horizonte, Brasil. En aquel entonces el poder en Honduras lo ejercían los militares y el ministro de Recursos Naturales era el ahora expresidente Rafael Leonardo Callejas Romero.
Desde aquella época pude apreciar que el 80% del ganado bovino, materia prima de las plantas procesadoras de carnes ubicadas en el norte, oriente y sur de Honduras, se importaba de Nicaragua; solo el 20% era producción nacional. Honduras nunca fue un productor sostenible de becerros y novillos de engorde. Todo el proceso de industrialización cárnica se basó en ganado importado de Nicaragua.
Desde hace muchas décadas, en Honduras han surgido recomendaciones de organizaciones de profesionales de médicos veterinarios, ingenieros agrónomos, zootecnistas, ganaderos criadores de ganado de carne y leche, empresarios de la industria de la carne y leche, a las diferentes autoridades de los gobiernos de turno, orientadas a establecer un verdadero programa de repoblación ganadera, especialmente en bovinos de leche y de carne, pero se han hecho de oídos sordos. Una repoblación ganadera que no consista en trasladar ganado del norte para el sur o de occidente a oriente y viceversa del país. Se trata de importar a Honduras ganado de excelente calidad genética, semen, embriones, técnicas y tecnología, educación que garantice la sostenibilidad de la ganadería en su mejoramiento genético, productivo, nutricional, sanidad, industria y mercados.
Infelizmente, los hondureños de todos los niveles sociales y en posiciones de autoridad no hemos sido respetuosos de las leyes. Inaudito cómo permitieron salir del país ganado bovino hembra joven y cómo dieron licencia para matar el ganado hembra. Realmente nuestras autoridades se convirtieron en los verdaderos depredadores de la ganadería hondureña.
Hemos venido pidiendo por más de 40 años una moderna, integral e inteligente repoblación ganadera de bovinos, porcinos, ovinos, caprinos, aves, equinos, conejos, peces y fomentar en gran manera la apicultura. Hemos venido demandando un programa de repoblación de ganado bovino con el objetivo de refrescar el código genético de nuestros hatos, importando ganados hembra y reproductores probados, al igual que semen de toros certificados para que mediante las técnicas y tecnologías podamos establecer programas eficientes y eficaces de inseminación artificial y de trasplantes de embriones, si fuera el caso.
En el corto plazo, recomendar una opción para establecer centros de mejoramiento genético de confianza ubicados estratégicamente con toros y semen con inseminación artificial es lo mejor, que permita la réplica de estos mapas genéticos, dentro del mismo contexto de una política de Estado para la ganadería bovina de leche y carne.
Preocupante sería si las actuales autoridades públicas y privadas del sector de ganadería de leche y carne de Honduras conciben en esencia que la repoblación ganadera sea solamente con crear una línea de créditos (fideicomiso) con plazos y tasas de beneficio para los ganaderos; definitivamente es un error. Lo aconsejable es que esta línea crediticia se haga acompañar de instrumentos técnicos y tecnologías en temas de reproducción y mejoramiento genético, nutrición, salud y bienestar animal, producción y productividad, mercados y comercialización, trazabilidad, industrialización en el marco de una política de Estado y demanda internacional en materia de ganadería bovina y de otras especies.
El gobierno debe plantearse, a través del tiempo y de la globalización, qué tipo de ganados debe criar, reproducir, producir y comercializar; no puede dejar sueltos los cabos.
Un ejemplo magistral a seguir es Israel; allí está establecido el mapa genético ganadero de leche y es ley, por lo tanto obligatorio el cumplimiento de todas las estrategias y actividades orientadas a lograr esas metas. Se permite a ganaderos importar el semen de su preferencia, sin mucha repercusión. Prevalece la política ganadera de Estado.
