Opinión

También Hondutel

El actual gerente de Hondutel niega que su administración sea “un desastre”, dice que ya inició pláticas con los sindicalistas para “eficientar” su gestión; habla de planes de “corto, mediano y largo plazo”, menciona posibles socios privados y hasta asegura que con una inversión de 500 millones de lempiras la estatal de las telecomunicaciones estaría en capacidad de competir.

Pero en la práctica, como también ocurre con la Empresa Nacional de Energía Eléctrica, las cosas van de mal a peor.

Y es que, como el resto de la administración pública, Hondutel es víctima de los corruptos, de los politiqueros, de los ineptos y de los aprovechados.

Los militares, los liberales, los nacionalistas que han administrado Hondutel, como los gobiernos que los han colocado allí, no la han visto más que como un botín a repartirse.

En realidad, si no se ha vendido Hondutel es simple y sencillamente por el deterioro en que se encontraba cuando lo intentaron. Todo esto a pesar de que ha sido la empresa estatal que más fondos ha transferido a los distintos gobiernos.

Para el caso, Hondutel contribuyó con 14 mil millones de lempiras a la administración Maduro, según datos proporcionados por los sindicalistas.

Con el pretexto de la “seguridad nacional” estuvo muchos años en poder de los militares hasta que el expresidente Reina, en su cruzada civilista, rompió con ese rescoldo de dominio castrense.

Pero el presidente Lobo colocó de nuevo allí a un militar, el general Romeo Vásquez Velásquez —que también tiene aspiraciones políticas—, quien a su vez ha incorporado a muchos uniformados en las planillas de Hondutel.

El exgerente de la institución Alonso Valenzuela —precisamente en el gobierno de Maduro— denuncia que se han contratado allí tantos militares que hasta “chocan unos con otros” en los pasillos.

Por supuesto, además de la corrupción en sus más diversas formas, el chamberismo y la politiquería, de parte de los administradores de Hondutel, el sindicato de la institución también tiene un alto grado de responsabilidad, no solo por los contratos colectivos de trabajo leoninos, con prebendas muy por encima de la realidad hondureña, sino también porque cuando así ha convenido a sus intereses se han acomodado a las acciones, inacciones y decisiones de militares, liberales y nacionalistas que hoy tienen a la estatal en una profunda crisis.

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