Vendedores exageran precios en las ventas del vaso térmico Stanley

La mercadotecnia más reciente ha enfatizado las tazas de edición limitada y una deslumbrante variedad de colores, atributos que atraen a los coleccionistas

Stanley vendió 10 millones de vasos “Quencher” en el 2023. Algunos clientes compraron varios. (Justin Sullivan/Getty Images)

mar 19 de marzo de 2024 a las 14:27

Por Hiroko Tabuchi / The New York Times

El vaso térmico Stanley, el reciente gran éxito, es, a primera vista, una victoria para el planeta.

Es duradero. Es reutilizable. A diferencia de las botellas de plástico desechables que pretende reemplazar, no genera montañas de basura.

Pero la moda ha provocado algunos comportamientos poco sostenibles. La gente se jacta de tener docenas de ellos.

Algunos pronosticadores de tendencias dicen que la moda ya pasó. “A algunos millennials o miembros de la Gen-Z ya les da pena llevar un Stanley”, dijo Casey Lewis, que escribe el boletín de tendencias After School. Dijo que los vasos acumularán polvo en un estante o, “en el peor de los casos, terminarán en los rellenos sanitarios”.

Stanley vendió aproximadamente 10 millones de vasos térmicos “Quencher” en el 2023, y se anticipa que las ventas totales de la compañía para ese año hayan alcanzado los 750 millones de dólares, contra menos de 100 millones de dólares en el 2020. El hashtag #StanleyCup ha sido visto miles de millones de veces en TikTok.

Pero la moda es un ejemplo de cómo un creciente universo de productos con conciencia ecológica —artículos comercializados como sustentables— puede transformarse en un catalizador para comprar más, anulando potencialmente los beneficios ambientales.

“El objetivo de un vaso reutilizable es que, en teoría, sólo se necesita uno”, dijo Sandra Goldmark, de la Escuela del Clima de la Universidad de Columbia en Nueva York. Pero si una persona compra muchos de esos vasos, “tiene que beber mucha agua”, dijo, para compensar el impacto ambiental de fabricarlos.

Que un producto sustentable realmente ayude al medio ambiente se reduce a cuánto sustenta el interés de su propietario. Stanley anuncia que sus productos duran toda la vida. Pero la mercadotecnia más reciente ha enfatizado las tazas de edición limitada y una deslumbrante variedad de colores, atributos que atraen a los coleccionistas.

Stanley dijo que está haciendo un esfuerzo para fabricar sus productos con materiales más sostenibles. El fabricante de Quencher, PMI, dice que los vasos están fabricados con 90 por ciento acero reciclado. Pero sólo el 23 por ciento de todos los productos Stanley están hechos de acero reciclado, dice la empresa. Su objetivo es elevar esa cifra al menos al 50 por ciento para el 2025.

Stanley dijo en un comunicado que “la sostenibilidad es un valor fundamental” y que sus productos estaban “eliminando la necesidad de plásticos de un solo uso”.

En general, el cambio a botellas reutilizables es bueno para el planeta. Las botellas de agua de plástico de un solo uso conllevan su propia huella de carbono, liberan microplásticos y rara vez se reciclan.

“Creo que lo bueno de esta moda de las botellas de agua, por tonta que sea, es que hace que las botellas reutilizables luzcan geniales”, dijo Lewis. “Hace que la gente no quiera salir nunca de casa sin uno”.

© 2024 The New York Times Company

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