Regresa el furor de las criptomonedas en Filipinas
Las personas han comenzado a cosechar cultivos virtuales de un juego de cultivo de criptomonedas llamado Pixels como una nueva fuente de ingresos
Un cibercafé en Ciudad Quezón, la ciudad más poblada de Filipinas, donde los clientes juegan juegos que los recompensan con criptotokens.
Por Eli Tan / The New York Times
CIUDAD QUEZÓN, Filipinas — En una noche reciente, unas 20 personas llenaban el segundo piso del cibercafé recién inaugurado por Joniel Bon en Ciudad Quezón, a 16 kilómetros de Manila. Sentados frente a computadoras con monitores curvos de 86 centímetros, comenzaron a jugar videojuegos como Heroes of Mavia y Nifty Island, mientras la música de Taylor Swift y Maroon 5 sonaba de las bocinas.
Jugar estos juegos puede ser un trabajo de tiempo completo, y algunos de los clientes de Bon se habían instalado para pasar la noche con rebanadas de pizza para alimentarse. Los juegos recompensan a los jugadores con tokens de criptomonedas por completar pequeños desafíos diarios. A menudo, los jugadores convierten sus tokens a pesos, la moneda del País, ganando alrededor del doble del salario mínimo de Filipinas de 11 dólares al día.
Bon, de 40 años, había soñado con el bullicio de actividad en su propio negocio después de que las criptomonedas se colapsaron espectacularmente hace dos años, frustrando sus esperanzas de un próspero colectivo de juegos en ese entonces.
“Hubo un punto en el que tuve que decir: ‘Creo en esto’. Tenía que tener esperanza”, dijo Bon, un ex trabajador de informática. “Sobrevivimos”.
El nuevo cibercafé de Bon es una señal de cómo las criptomonedas han comenzado a florecer nuevamente en Filipinas, que durante mucho tiempo ha sido un centro de criptoactividad. Bitcoin alcanzó un máximo histórico a principios de marzo de alrededor de 73 mil dólares, culminando una recuperación de la crisis del mercado del 2022 y arrastrando consigo otras monedas digitales como Ether. (A fines de mes, Bitcoin cotizaba en unos 64 mil dólares).
Ahora han aparecido nuevos panorámicos de empresas de criptomonedas en Manila. La gente ha comenzado a cosechar cultivos virtuales de un juego de cultivo de criptomonedas llamado Pixels como una nueva fuente de ingresos.
En noviembre y diciembre, el valor de las transacciones de criptomonedas en Filipinas aumentó 70 por ciento contra septiembre y octubre, a 7.3 mil millones de dólares, muestran datos de la empresa de investigación Chainalysis.
Las criptomonedas se hicieron particularmente populares en Filipinas durante los confinamientos pandémicos. La gente comenzó a jugar al videojuego Axie Infinity, creado por Sky Mavis, una empresa vietnamita. En el juego, los jugadores luchan contra personajes tipo Pokémon para ganar una criptomoneda llamada Smooth Love Potion.
En la cima de la popularidad de Axie en el 2021, renteros, gasolineras y algunos restaurantes de Filipinas aceptaban Smooth Love Potion como una alternativa a los pesos.
Pero cuando las criptomonedas colapsaron un año después, miles de filipinos perdieron los ahorros que tenían en Smooth Love Potion.
“El juego funcionó bien cuando todos estaban entrando”, dijo Ian Dela Cruz, de 30 años, un granjero de Pampanga, una provincia al norte de Manila, y ex jugador de Axie. “Pero cuando todos intentaron salir, allí fue cuando todo se detuvo”.
Algunos filipinos que ganaron dinero con éxito a través de Axie se convirtieron en emprendedores, creando sus propias empresas y colectivos de juego llamados “gremios”. Ahora algunos de esos esfuerzos están despegando.
Teresa Pia, de 27 años y ex jugadora de Axie, dejó su trabajo como maestra de preescolar en el 2021 para operar un gremio de criptojuegos llamado Real Deal, que cuenta con 54 mil miembros en la plataforma de redes sociales Discord.
Pia dijo que ve su canal Discord “como un nuevo salón de clases” donde enseña a sus miembros, muchos de ellos mujeres filipinas que trabajan en el extranjero, a comerciar e invertir en criptomonedas.
A medida que se recuperan las criptomonedas, muchas de esas mujeres ahora están ganando suficiente dinero para regresar a casa con sus familias, dijo. “La cantidad de dinero que reciben puede parecer pequeña, pero cuando la conviertes a pesos, es grande para ellas”, dijo Pia.
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