Drogan y asaltan: Crimen invade las calles en Colombia

Autoridades de Medellín dijeron que el número de robos con escopolamina y otros sedantes ha aumentado considerablemente en los últimos años

Steven Valdez fue drogado y asaltado en Medellín, Colombia, tras conocer a alguien en Tinder.

mié 7 de febrero de 2024 a las 18:13

Por Annie Correal y Genevieve Glatsky/ The New York Times

BOGOTÁ, Colombia — Steven Valdez creyó reconocer a la mujer en el parque de Medellín. Charlando, los dos se dieron cuenta de que habían coincidido en la plataforma de citas Tinder. Intercambiaron teléfonos e hicieron planes.

En su cita la primavera pasada, dijo que la mujer le sugirió que probara una sopa cremosa llamada ajiaco. Ella la llevó desde el mostrador de un restaurante hasta su mesa.

Él tomó dos cucharadas, dijo Valdez, de 31 años. “Y es lo último que recuerdo”.

Al igual que veintenas de visitantes a la Ciudad colombiana el año pasado, Valdez, un bloguero de viajes, dijo que en el hospital le dijeron que había ingerido un potente, y potencialmente fatal, coctel de sedantes, incluyendo un medicamento llamado escopolamina. La escopolamina hace que sus víctimas pierdan el conocimiento y también puede hacerlas inusualmente abiertas a sugerencias —incluyendo aceptar entregar una cartera o contraseñas.

Los funcionarios estadounidenses emitieron una alerta de seguridad el mes pasado respecto a los sedantes y una ola de crímenes violentos dirigidos a los visitantes a Colombia, particularmente en el cada vez más popular destino turístico de Medellín, una Ciudad de 2.6 millones de habitantes. La Embajada de EU, en una alerta anterior, advirtió sobre usar apps de citas en Colombia o visitar discotecas y bares.

“La gente está identificando que en Medellín hay chicas bonitas y puedes andar de fiesta a muy bajo costo”, dijo Carlos Calle, que monitorea la industria del turismo para el Gobierno de la Ciudad. “Los delincuentes se están aprovechando de eso”.

Aunque las muertes son relativamente raras, las autoridades de Medellín dijeron que el número de robos con escopolamina y otros sedantes ha aumentado considerablemente en los últimos años.

$!Carlos Calle monitorea la industria turística para el Gobierno de Medellín. La Ciudad se ha vuelto un destino popular.

Los perpetradores ven los robos como un impuesto a los turistas a quienes consideran ricos y en Colombia para aprovecharse de las mujeres, dijo Jorge Wilson Vélez, un criminólogo forense. La intención no es matar a nadie, añadió. “Lo llaman ‘dar a los chicos algo para dormir’”.

El aumento de la escopolamina, también conocida como “aliento del diablo”, y los delitos contra los turistas son un golpe para un País que se esfuerza por cambiar su imagen.

Medellín, en particular, ha batallado para deshacerse de las asociaciones con las drogas y la violencia. Ha experimentado una gran transformación desde la década de 1990 y cuenta con elegantes museos, cafés en calles arboladas y el único sistema de metro del País. Si bien persisten algunas bandas criminales, las tasas de homicidios se han desplomado.

Algunas víctimas dijeron que sólo buscaban una cita.

Valdez estuvo en Medellín en mayo. Después de su cita con una mujer que se hacía llamar Luisa, dijo que despertó en su Airbnb, solo y sin poder ponerse de pie. Su pierna derecha se sentía rota.

Más tarde, la policía le dijo que sus captores lo habían golpeado, probablemente porque se había resistido a ser robado, dijo Valdez. Perdió sus teléfonos, computadora portátil, cartera y alrededor de 7 mil dólares, dijo. Pero se sentía afortunado de estar vivo.

Valdez reportó el ataque y su cita y varias otras personas fueron arrestadas después de intentar usar sus tarjetas de crédito para comprar electrodomésticos en una tienda, dijo la policía.

© 2024 The New York Times Company

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