Comicios dañan la imagen del ejército paquistaní

El partido favorecido por los militares en ese momento, anunció que había formado una coalición con el tercer partido más grande del País y otros para liderar el próximo Gobierno

Simpatizantes del partido de Imran Khan, ex Primer Ministro de Pakistán, en una protesta en Karachi el 17 de febrero.

lun 4 de marzo de 2024 a las 14:15

Por Christina Goldbaum/ The New York Times

ISLAMABAD, Pakistán — El mito de un Ejército todopoderoso en Pakistán ha quedado hecho trizas ante el público.

Las primeras grietas comenzaron a aparecer hace dos años, cuando miles de paquistaníes manifestaron junto a un Primer Ministro depuesto que se había resistido al férreo control de los Generales sobre la política. Un año después, turbas enfurecidas irrumpieron en instalaciones militares y las incendiaron.

Ahora viene otra reprimenda: los electores acudieron en masa el mes pasado a favor de candidatos alineados con Imran Khan, el líder expulsado, a pesar de la represión militar contra su partido. Luego, sus partidarios regresaron a las calles para acusar a los militares de manipular los resultados para negar a los aliados de Khan una mayoría y permitir que el partido favorecido por los Generales formara un Gobierno.

Las maniobras políticas y la zozobra han dejado a Pakistán, que ya se tambaleaba por una crisis económica, en un estado turbulento. El Ejército —respetado y temido durante mucho tiempo como la máxima autoridad en este País de 240 millones de habitantes con potencia nuclear— enfrenta una crisis.

Nadie cree que los militares, con sus lucrativos intereses comerciales y su autoimagen como la columna vertebral que mantiene unida a una democracia asediada, cederán el poder. E incluso después de estas elecciones, en las que los aliados de Khan obtuvieron la mayor cantidad de escaños en el Parlamento, el candidato preferido de los Generales de otro partido se convertirá en Primer Ministro.

$!Votando en Islamabad en febrero. Los aliados de Imran Khan obtuvieron la mayor cantidad de escaños en el Parlamento.

Pero una gran cantidad de paquistaníes ahora ven al Ejército como una fuente de inestabilidad, dicen los analistas.

“Esta es la mayor crisis institucional que el Ejército jamás ha enfrentado en Pakistán”, dijo Adil Najam, profesor de asuntos internacionales en la Universidad de Boston. “No es sólo que su estrategia haya fracasado. Es que ahora está en duda la capacidad de los militares para definir la política de Pakistán”.

En los días posteriores a las elecciones, el partido favorecido por los militares en ese momento, encabezado por el ex Primer Ministro Nawaz Sharif, anunció que había formado una coalición con el tercer partido más grande del País y otros para liderar el próximo Gobierno.

Pero al ganar los candidatos alineados con Khan la mayor cantidad de escaños, demostró a los paquistaníes que existen límites al poder de los militares para urdir resultados políticos. Y cualquier legitimidad social que aún tuvieran los militares, dicen los analistas, fue erosionada por acusaciones generalizadas de manipulación de votos para reducir los márgenes de victoria entre los aliados de Khan.

Por ahora, la mayoría espera que los Generales mantengan el rumbo, esperando que el alboroto mengüe. Pero en los próximos meses necesitarán reconstruir la confianza pública para estabilizar el País.

© 2024 The New York Times Company

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