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Donald Trump va a la frontera con México para defender su proyecto de muro

Las discusiones en torno a la financiación del muro y la parálisis presupuestaria se han endurecido en los últimos días

10.01.2019

MCALLEN, ESTADOS UNIDOS.- El presidente Donald Trump viaja este jueves a la frontera de Estados Unidos con México para defender su proyecto de muro, un día después de abandonar negociaciones para poner fin a la parálisis presupuestaria federal con líderes demócratas opuestos a financiar la construcción de esa barrera.

Como 'una total pérdida de tiempo' describió Trump en Twitter su reunión con la líder de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y el líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer.

Las discusiones en torno a la financiación del muro y la parálisis presupuestaria se han endurecido en los últimos días. 'El presidente simplemente se levantó y se fue', relató Schumer a la salida de la reunión del miércoles.

Los representantes demócratas habían acudido a la Casa Blanca un día después de que Trump utilizara en un discurso un tono dramático para intentar convencer a la opinión pública de la necesidad de obtener 5.700 millones de dólares para erigir una barrera de acero en la frontera.

Mientras las partes discuten sobre quién tiene la culpa por el fracaso de ese encuentro, unos 800.000 funcionarios federales afectados -muchos de ellos enfrentados a una baja obligatoria sin goce de sueldo- esperan la resolución del conflicto que los tiene en ascuas desde el 22 de diciembre por la falta de aprobación del presupuesto en el Congreso.

Y en la frontera con México, trabajadores humanitarios tienen un mensaje para Trump: las cosas no son como el mandatario las presenta y las personas que cruzan hacia Estados Unidos no son principalmente asesinos y traficantes, como el mandatario ha planteado.

'La verdad es que un gran porcentaje de la gente que entra al país, que pide entrar al país, no son criminales: son familias, niños, madres, que realmente piden protección', dice la hermana Norma Pimentel, del Centro católico de ayuda humanitaria en McAllen, Texas.

Daños colaterales
En Washington, en la reunión del miércoles, el presidente preguntó a los demócratas si acordarían dar los fondos para el muro fronterizo a cambio de que él termine con el cierre parcial del gobierno. A lo que Pelosi dijo: 'No, para nada', según el legislador republicano Kevin McCarthy, también presente en el encuentro.

La pugna por el muro, que forma parte de las promesas de campaña de Trump, se da en medio de un cambio de ciclo político en Estados Unidos, después de que la semana pasada los demócratas recuperaran el control de la Cámara de Representantes, aunque los republicanos siguen teniendo mayoría en el Senado.

Trump amenazó, entretanto, con declarar el estado de emergencia nacional, lo que le otorgaría medidas extraordinarias para sortear la venia del Congreso y obtener los fondos de los militares.

'Creo que podemos trabajar en un acuerdo y, si no, podemos tomar esa ruta', dijo insistiendo en que tiene el 'derecho absoluto' a utilizar esta herramienta, pensada para un estado de catástrofe como una epidemia o un ataque, pese a las advertencias desde el Congreso de que podría estar extralimitándose en sus funciones.

Para la oposición, la idea del muro es 'inmoral', además de cara e ineficaz.

Hacia la parálisis más larga
La idea del viaje de Trump a la frontera este jueves, es 'reunirse con quienes están en la primera línea'.

' ¿Cuánta más sangre de estadounidenses tiene que ser derramada antes de que el Congreso haga su trabajo? Para quienes se niegan a un acuerdo en nombre de la seguridad fronteriza, yo les pediría que se imaginen si fuera su hijo, su esposo o su mujer cuya vida quedó totalmente destrozada y rota', dijo el mandatario.

Pero Pelosi refutó esa idea y dijo que el problema de verdad son 'las políticas crueles y contraproductivas' que han hecho que la frontera sea aún más peligrosa para los migrantes vulnerables, incluyendo las familias.

En diciembre, dos niños migrantes guatemaltecos murieron en custodia del servicio de vigilancia fronteriza, lo que desató una indignación general, que obligó al Departamento de Seguridad Interior (DHS) a tomar medidas adicionales de protección.

La parálisis presupuestaria se acerca a ser la más larga de la historia, batiendo el récord del cierre parcial del gobierno de 21 días entre finales de 1995 y principios de 1996 bajo la presidencia de Bill Clinton.