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Candidata a dirigir la CIA promete no recurrir más a la tortura

Oficialmente, el programa era definido como un 'interrogatorio reforzado' y recibió apoyo del sistema judicial estadounidense durante el gobierno de George W. Bush

09.05.2018

Washington, EEUU
Gina Haspel, designada por Donald Trump para dirigir la CIA, prometió este miércoles que de ser confirmada en el cargo por el Senado, no recurrirá a la tortura, como lo hizo la agencia con apoyo legal tras los atentados de 2001 en suelo estadounidense.

Haspel, de 61 años y subdirectora de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) luego de realizar durante tres décadas operaciones encubiertas, dirigió al menos durante parte de 2002 una prisión secreta en Tailandia, donde los detenidos sospechosos de pertenecer a Al Qaida eran frecuentemente torturados.

'Después de haber servido durante esos tiempos tumultuosos, ofrezco mi compromiso personal, claro y sin reservas, de que bajo mi liderazgo la CIA no retomará esos programas de detención e interrogatorio', dijo Haspel ante el Senado.

'Mirando hacia atrás, es claro que la CIA no estaba preparada para conducir un programa de detención e interrogatorio', expresó.

'Interrogatorios', no tortura
Oficialmente, el programa era definido como un 'interrogatorio reforzado' y recibió apoyo del sistema judicial estadounidense durante el gobierno de George W. Bush.

Posteriormente, una comisión del Senado llegó a la conclusión de que se trataban simplemente de torturas bajo una cuestionable protección legal.

Este miércoles, Haspel evitó condenar ese programa, que fue aplicado entre 2002 y 2005, período durante el cual ciudadanos extranjeros detenidos en lugares secretos en todo el mundo eran sometidos a torturas, en especial al llamado 'waterboarding', que simula un ahogamiento.

Haspel también es señalada de haber destruido videos que mostraban esas prácticas.

Al ser presionada por los senadores sobre las razones por las que no denunció esas torturas, Haspel se limitó a responder que seguía órdenes superiores.

Además, justificó que ese programa de torturas ayudó a obtener 'valiosa información' que permitió desarticular tentativas de nuevos atentados.

'Como todos los que trabajamos en centros de antiterrorismo y en la CIA en esos años luego del 11 de Septiembre (de 2001), todos creíamos en nuestro trabajo', dijo.

'Recibimos la instrucción de asegurar que nuestro país no fuera atacado nuevamente. Y nos informaron que las técnicas en el programa de la CIA eran legales y que habían sido autorizadas por la más alta autoridad legal del país y por el presidente', agregó.