Honduras

Rescatan a 165 a indocumentados, la mayoría hondureños

Se calcula que más de 140.000 indocumentados, en su mayoría centroamericanos, ingresan cada año clandestinamente a México para llegar a Estados Unidos.
11.07.2014

Tamaulipas, México

Un total de 165 inmigrantes indocumentados fueron rescatados esta semana en tres lugares del estado de Tamaulipas (noreste), donde en agosto de 2010, 72 latinoamericanos fueron secuestrados y asesinados, informó el jueves el gobierno.

Uno de los tres operativos se llevó a cabo el miércoles en el municipio de Tampico, a 494 km de la capital mexicana: una llamada anónima que reportó movimientos sospechosos en una vivienda permitió el rescate de 36 indocumentados, explicó en un comunicado el Grupo de Coordinación Tamaulipas, formado por fuerzas federales y estatales.

En esa acción fueron detenidos tres probables secuestradores quienes 'revelaron otro domicilio (...) donde había 122 migrantes más', prosiguió el comunicado.

La mayoría los inmigrantes de este segundo grupo son originarios de Honduras, Cuba y El Salvador, y declararon que llevaban 'más de 15 días privados de su libertad, que eran golpeados y las mujeres abusadas, además de que observaron cuando los integrantes de la banda privaron de la vida a una pareja y un niño', añadió.

El tercer operativo se realizó en el municipio de Reynosa, fronterizo con McAllen, Texas (sur de Estados Unidos), donde 'se rescataron' a otros siete hondureños, entre ellos dos menores de edad, quienes 'tenían más de 20 días privados de su libertad en un hotel ubicado en el sector centro de esa ciudad fronteriza'.

En el último año, las fuerzas de seguridad han reportado numerosos rescates de migrantes secuestrados en puntos de la frontera de Tamaulipas con Texas. Se calcula que más de 140.000 indocumentados, en su mayoría centroamericanos, ingresan cada año clandestinamente a México para llegar a Estados Unidos.

En agosto de 2010, los cuerpos de 72 emigrantes de Honduras, El Salvador, Guatemala, Ecuador y Brasil fueron encontrados en San Fernando, Tamaulipas con signos de tortura. El gobierno responsabilizó al cartel Los Zetas por la masacre.