Tegucigalpa, Honduras Una señora de avanzada edad deambula por la ciudad universitaria en un solitario sábado. Angustiada y con celular de alta gama en su mano, detiene la veloz prisa de una joven. “Disculpe ‘tita’, la voy a interrumpir un ratito”, expresa la dama, mientras acomoda sus lentes.
“Voy precisada a un trabajo de clase”, contesta la universitaria, quien luego cede sin condiciones a la petición. “Solo le pido que me ayude a enviar un correo para no perder una entrevista de trabajo, mi hijo me dejó este celular, pero ya no me acuerdo cómo y no le entiendo nada”, relata la mujer, cómplice del drama arreglado.
Con unos ágiles movimientos, la universitaria abre la aplicación del correo electrónico. “Escríbale que el lunes le voy a llevar los documentos y mi nombre”, indica la señora, quien después le dicta el destinatario. Enviado. Una vibración y el parpadeo de una luz avisan que el correo justamente ha caído en el móvil del equipo de EL HERALDO, como prueba del envío exitoso.
La trama montada sale a luz. “Me gusta la solidaridad y practicar el bien”, comenta Karen Carías, estudiante de Contaduría Pública de la UNAH, luego de comprender todo. A pesar de la prisa y el temor por ser abordada por un desconocido, Karen demostró amabilidad de sobra. Y con un afectivo abrazo agradeció a la señora del celular y devolvió el reconocimiento otorgado.
A sus 25 años, la joven ha sido acreditada como METRO CIUDADANA EJEMPLAR. Esboza una sonrisa sincera y fina cordialidad al mostrar la camiseta. La conversación pasa rápido, pues como había dicho al principio de la historia, debe partir con prisa a un trabajo grupal.
Karen Carías: Una mano amiga para superar los apuros del mundo digital. Con gentileza y rapidez, la universitaria ayudó a una señora a enviar un correo electrónico.
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