Crímenes

El poder en manos corruptas

Operativos en todo el país y fuera de las fronteras en busca de exfuncionarios bandoleros, narcos, de temibles jefes pandilleros y todos vuelan por arte de un mago que podría tener mando en los cuerpos de seguridad

10.09.2016

Tegucigalpa, Honduras
La Fiscalía General de la República sigue en enorme deuda con los hondureños al no encarcelar a poderosos corruptos ni a capos de la droga. Nadie cae en sendos operativos y, a quienes capturan, los premian con “casa por cárcel”. Los de la cuarta urna ríen, los del Seguro Social siguen de fiesta y el que cantó su saqueo es un “gran personaje político”.

Impresiona el comiso de gigantescos castillos de “servidores” públicos podridos, de incautación de bienes y negocios a presuntos narcotraficantes, pero los perseguidos no aparecen por ningún lado y, a cierta prensa, parece que se le olvidó preguntar a las autoridades del porqué tanta pifia policial y militar por arrestarlos.

Jefes
Operativos en todo el país y fuera de las fronteras en busca de exfuncionarios bandoleros, narcos, de temibles jefes pandilleros y todos vuelan por arte de un mago que podría tener mando en los cuerpos de seguridad. ¿Será un indispensable soplón? Si vemos pelotones de agentes y soldados provistos de perros amaestrados rastrean criminales y nadie cae. ¿El chivato está cerca del patrón?

Tras el derrocamiento de Manuel Zelaya Rosales en junio de 2009 y el ingreso de Roberto Micheletti Baín, se presentaron juicios por corrupción contra el exgobernante y algunos de sus colaboradores. También salieron a relucir pagos millonarios a reporteros que sobaron su cuarta urna para eternizar en el poder. Prohibido olvidar.

Se acusó a “Mel” Zelaya de volarse la condonación de la deuda, de desaparecer 300 millones de dólares de Petrocaribe, de saquear el Banco Central de Honduras (BCH) ayudado por militares afines y exoficiales de ese ente, pero nadie cayó preso. Nomás bullicios de corrupción sin castigo. Gran circo de 2009.

Pillos
Micheletti Baín “gobierna” siete meses. Nos dejó polarizados, empeñados. Según el Foro Social de la Deuda Externa y Desarrollo de Honduras (Fosdeh), durante estos dos regímenes quedó una deuda flotante superior a los 20 mil millones de lempiras. ¿Dónde está la colosal suma? ¿Paró en hospitales, escuelas, colegios, carreteras o en caletas?

Rumores de corrupción en uno y otro lado. De avionetas repletas de droga. La misma pirueta de que todos son ladrones y capos. En un hotel del sur hallaron millones de la cuarta urna. Una dama del Poder Ciudadano portaba el dinero. En fin, miles de agites. Todos están libres, legislando decoro. Los derrocados, por su parte, acusaron a Micheletti de pillo y oportunista. “Saltatapias”, “robagallinas”, “trepamuros”, ladrón” se gritaban de ambos bandos. “Todos son golpistas, asesinos” decía “Mel” mientras ciertos de sus furibundos seguidores terminaron besando los pies del general por las mieles de Hondutel. ¡Payasos!

Lobo
Entra el honorable Porfirio Lobo Sosa y nos refunde en otro holocausto. De entrada justifica colocar bonos soberanos y endeuda la nación con mil millones de dólares en el mercado internacional de capitales a altas tasas de interés, agravando la mora externa. Según el Fosdeh, Lobo Sosa nos hipotecó. ¡Eres un campeón, líder!

Nos gravó con unos 2,300 millones de dólares sin tener inversión pública. En otras palabras, fue un gobierno díscolo. Las escuelas se cayeron en pedazos repartiendo zapatos, merienda y unas mochilas carísimas. Heredó un déficit fiscal superior al ocho por ciento y una deuda aproximada de 160 mil millones de lempiras. ¡Matador!

Hasta ahora, ninguno de los tres ha explicado dónde metieron esta tonelada de billetes. No construyeron ni siquiera un pinche centro de salud ni mucho menos doscientos metros de carretera hacia Olancho ni hacia El Progreso, Yoro. De jefes solo fueron caprichos, insultos, ambiciones desmedidas en medio de sus teatros plagados de pus. Toca al actual régimen probar decencia. No más jueces tirados de pulcros siendo cómplices de perversos. No tapen ni perdonen más picardías. “Quiero una Fiscalía temida por los delincuentes” dijo en abril de 2014 Óscar Chinchilla tras jurar como fiscal, pero todo está al revés. Los magistrados siguen jugando. Corrupción sin corruptos presos, triste resultado.