Honduras

''Mi madre me prefería lejos que muerta', el desgarrador testimonio de una transexual hondureña

En Honduras, Alexandra Andino fue una apasionada activista del movimiento LGBT, pero las amenazas y el miedo la hicieron buscar ayuda en otra nación.
18.12.2015

Tegucigalpa, Honduras

La capitalina Alexandra Andino, huyó de Honduras en el 2009 luego de ser secuestra y torturada. Hoy cuenta con un estatus de refugiada en España, según dio a conocer el diario español 20 minutos.

La mujer de 35 años, era una importante activista del movimiento LGBT.

'Les pedí mil veces que me mataran pero me decían que no, que yo tenía que sufrir más que todas', dijo Andino.

En una entrevista con el diario español la hondureña relató el infierno la obligó a huir de Tegucigalpa. Lo que ocurrió con ella, cómo fue raptada, agredida sexual y físicamente una madruga del 2009, todo ello por ser transexual.

Su vida en Honduras

'Mi padre se enteró de que me gustaban los chicos cuando yo tenía 15 años. Me golpeó y me tuve que ir de casa', manifiesta la compatriota.

'La familia es la primera que te discrimina y ese golpe te da fuerza para seguir adelante. Si logras que ellos acepten tu situación, ¿qué más da lo que piensen las personas de fuera?', continúa.

Según Alexandra, sociedad en la que vivió la llevó a tener que mantener oculta su sexualidad, sin poder ser realmente la persona que deseaba por un tiempo.

Como activista LGBT

A los 18 años, tras conseguir la aceptación de su familia, llegó a tener su propia peluquería y a identificarse como activista. Gracias a ella, la asociación Arcoíris, hasta entonces centrada en gais, lesbianas y bisexuales, incorporó también a transexuales.

'Salía a la calle a buscarlas, les entregaba preservativos, dialogaba con ellas… Era la primera vez que alguien se preocupaba tanto en Honduras por el colectivo transexual. Reunimos a unas 250 personas y empezamos a tener visibilidad, a hacer manifestaciones, a salir en los medios… Ya podíamos decir que estábamos organizadas', cuenta.

Pero llegó 2009 y con él un golpe de Estado. 'El nuevo Gobierno dijo que iba a acabar con las lacras y creímos que las cosas mejorarían, sin saber que las lacras éramos nosotras. Empezaron a matarnos en bandadas', apunta Alexandra, quien revela que fue más de cien veces a la morgue a reconocer el cuerpo de alguna compañera.

Amenazas y miedo

Alexandra salía de casa sin saber si regresaría y caminaba por las calles de Tegucigalpa con miedo: 'Si no volvía con una pedrada en la cabeza me habían escupido. Pero lo que más duele son las palabras'.

Recibió amenazas por teléfono e incluso durante su intervención en un programa de televisión: 'Me dijeron públicamente que iban a por mí y que me iban a cortar la lengua'.

Poco después era secuestrada y fue torturada durante 27 días. Sus captores terminaron tirándola a un barranco cuando creyeron que estaba muerta. Antes de dejarla allí, le pegaron un tiro en cada pierna.

Luego de eso, y tras haber vivido ese infierno la mujer decidió viajar a España. Lugar donde reside desde el 1012.

Su vida en España

Con respecto a su vida en el país Europeo cuenta que ha sido difícil a acostumbrarse al cambio:

'El acostumbrarte a un país distinto y el estar en un lugar de caridad y ayuda ha sido difícil. No tener permiso de trabajo durante cierto tiempo... Menos mal que compartimos idioma. Eso te abre puertas', detalla.

También dijo que ha recibido las visitas de sus padres en diferentes ocasiones. A los que aún no ha vuelto a ver son a sus cuatro hermanos. Les echa mucho de menos, pero no piensa regresar al país.

'Honduras es un país muy hermoso pero me ha dejado una huella interna, un mal sabor de boca'. 'A mí no me van a callar. Allí no se respeta la vida. Ya no solo con la comunidad LGTB, sino con todo el mundo. Matan a gente a diario', denuncia.

'La vida hay que vivirla a cada instante. Yo la vivo al máximo. La soledad y los golpes te hacen madurar. Ya lloré todo lo que tenía que llorar. Ahora me toca esforzarme y demostrarle al mundo que valgo', concluyó.

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