Tegucigalpa

Históricos árboles, testigos del tiempo en la capital

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03.07.2015

Tegucigalpa, Honduras

Hace unos 212 años era apenas una rama de diminutas hojas, que sin duda plantara un buen vecino.

Por la fertilidad de la tierra capitalina, característica del ecosistema del bosque seco subtropical, creció libre y fecunda.

Hoy bajo su sombra anidan cientos de pajarillos de diversas especies que le imprimen la nota alegre al ambiente con sus trinos, además de un sin número de recuerdos que sobre este longevo árbol atesoran los capitalinos.

Nos referimos al frondoso guanacaste ubicado en la colonia Viera, que el 30 de mayo de 2003 en la celebración del Día del Árbol fue declarado histórico por la Corporación Municipal de aquella época.

Así como este ejemplar de más de 200 años de existencia, se ubican otros en la ciudad, los que también han sido denominado históricos.

Si quieres conocer los ejemplares más longevos que sobreviven en la capital, explora nuestra línea de tiempo. ¿Faltó alguno? Dinos cuál propondrías.

Entre estos, el viejo castaño que hace más de 200 años le hace compañía a la Cruz del Perdón en la Iglesia El Calvario en Tegucigalpa.

Asimismo, está otro antiguo guanacaste en el redondel La Salle, en la colonia la Reforma, que de acuerdo a expertos, alcanza los 300 años y aún le queda de 50 a 60 años de vida para despedirse.

No menos importante es el viejo esquilinchuche que desafía el tiempo en uno de los patios laterales de la Catedral San Miguel Arcángel.

Igualmente, el parque El Picacho es guardián de tres ejemplares longevos: un frondoso nogal (161 años), un elevado y fino liquidámbar (141) y un perenne pino (117).

Estos últimos tres, ubicados en el vivero municipal del parque, recibieron el año pasado declaratoria de árboles históricos por parte de la Alcaldía.

La edad de los árboles se determinó luego de estudios realizados por biólogos, dasónomos y universitarios.

El método más conocido para calcular los años es el conteo de los anillos de una rama y el tronco, pues la mayoría produce de uno a dos anillos por año.

Asimismo, la edad puede establecerse al medir la anchura del tronco y obtener el diámetro, el cual se multiplica por un coeficiente de crecimiento preestablecido, según los estudios municipales.

Los expertos también revisan documentos históricos, lo que ayudó a corrobar la existencia de las especies antes de la construcción del parque.

Según la tradición, el lugar de los tres árboles tiene importancia histórica, pues se cree que el expresidente Tiburcio Carías sostenía reuniones en esa plaza con sus allegados.

Origen y florecimiento

Pero establecer el origen preciso de las esplendorosas plantas es complicado, ya que muchas anteceden a la conformación de los barrios.

“Árboles insignes dan incluso nombre a las comunidades fundadas con posterioridad a la presencia de dichas especies en Tegucigalpa”, explican los expertos Leonal Banegas y Maribel Torres, en su investigación “Biodiversidad urbana, reinterpretando la ciudad.

Así, como ejemplo, colocan a los barrios El Sauce, Los Castaños, El Arbolito, El Jazmín, Guanacaste; las colonias Palmira, Las Palmas, Miraflores, Los Robles; y la aldea El Pino.

No obstante, el estudio afirma que fue en el siglo XX que las ciudades hondureñas, incluida la capital, empezaron a llenarse de especies exóticas, como la araucaria del redondel de El Arbolito, en La Plazuela.

¿Pero a qué se debe que estos ejemplares botánicos tengan larga vida?

El biólogo y catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) Roberto Guerra, informó que estas especies han tenido las condiciones adecuadas de clima y altura para crecer.

También en la época en que fueron plantadas no tenían otras especies que compitieran y disponían de fuentes de agua cercanas que les diera ese soporte indispensable para su crecimiento, explicó.

“La durabilidad se debe a que son árboles de bosque latifoliado de hoja ancha, de una especie cuya sucesión es lenta, las condiciones de clima y altura han sido las adecuadas para que puedan tener un crecimiento óptimo”, explicó.

Por su parte, Daniela Navarrete, historiadora en urbanismo, amplió que para entender la conservación de los centenarios ejemplares hay que retroceder a la época de Carías.

Durante el período del dictador se promovió un fuerte programa de construcción de parques, reforestación y campañas ambientales, de la mano del alcalde de ese entonces, Tomás Quiñónez, relató.

Legado de esta apuesta son los parques La Concordia y Finlay, en el casco histórico, así como el Parque Naciones Unidas, conocido como El Picacho.

Asimismo, la vida social del pasado giraba con mayor ímpetu en las plazas y parques.

Guía de reforestación

La capital no solo ha crecido en desorden en cuanto a sus condiciones urbanas, sino que a través de los años ha carecido de una cultura de qué árboles son los adecuados para sembrar.

Guerra manifestó que en la capital se han sembrado especies como araucarias ficus, que han afectado las condiciones hidrosanitarias de la ciudad.

Por lo tanto se recomienda que las campañas de reforestación sean bien estudiadas y que permitan plantar las especies adecuadas, para luego no tener que sacrificarlas, tal como ocurrió con la tala de los ficus en el barrio Guanacaste.

En este proyecto trabaja la Unidad de Gestión Ambiental de la Alcaldía Municipal (UGA). Jonathan Laínez, encargado de la dependencia, declaró que se está en un proceso de sociabilización de la Guía Ambiental de Protección Forestal.

El manual tendrá como propósito establecer cuáles son las especies de árboles que se deben promover en la ciudad, de acuerdo con las características ecológicas y propias del municipio del Distrito Central.

Respecto a los árboles históricos y emblemáticos que embellecen la capital, se ha diseñado la manera de protegerlos para la conservación de la especie.

Con ello se le dará libertad al ciudadano de solicitar a la Alcaldía Municipal que declare como históricos o emblemáticos árboles que lleven varios años de estar platados y que demanden el cuidado adecuado.