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Óscar Salas: 'había decidido dejar el fútbol”

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26.04.2015

Tegucigalpa, Honduras

La vida lo anduvo de un lado para otro, la caprichosa redonda lo llevó a maquinar la idea de desvanecer ese sueño de formarse un nombre en Liga Nacional y hoy, esa misma número cinco, lo tiene viviendo el más dulce de los momentos en el Albo.

Olanchito lo vio nacer hace 21 años; La Ceiba, San Pedro Sula y Comayagua lo vieron crecer siempre al lado de un balón; el sur del país le hizo madurar su fútbol y la cueva decidió darle esa oportunidad que, por un momento, pensó ya no llegaría a su piel.

Historia de vida. Historia de fútbol para una de las revelaciones de Olimpia: Óscar Salas.

“El momento que estoy viviendo es el más feliz de mi vida. Ando en mi mejor ritmo, aunque sé que puedo subirlo... eso sí, no fue nada fácil porque hasta pensé en irme del equipo”.

Gracias por aceptar esta invitación a Copa Café, Óscar. Empecemos a hablar de ese gusto tuyo por el fútbol... Siempre le decía a mi mamá que me comprara una pelota para estar jugando. Era difícil, porque me tocó andar en varios lugares, ya que mi mamá se fue para Estados Unidos cuando yo tenía como 11 años, pero el fútbol lo hace todo.

¿Siempre fuiste un jugador técnico?

Sí, eso ya se trae, pero hay que perfeccionar varias cosas. En eso el profe Raúl Cáceres me ayudó bastante cuando lo tuve en la Liga Mayor de Olimpia... me decía cómo perfeccionar cada pase que daba y cada recepción. Así mejoré, pero sí lo traía desde chiquito.

¿Pequeño, cuando se jugaba descalzo?

Sí, en San Pedro Sula jugaba descalzo en canchas de tierra, de cemento... tanto futbolito como cancha grande. Era de pura tierra, solo tenía un poquito de grama a las orillas.

¿Te acordás de tus primeros tacos?

Cómo no recordarlos. Eran unos Flamingo, los de hierro, esos eran los buenos... ja, ja, ja. Me los regaló mi madre. Me acuerdo que me dijo que me llevaba una sorpresa y eran los tacos; yo estaba tan feliz que hasta me los puse en la casa para estrenarlos, allí adentro andaba caminando. Me duraron como tres años jugando allá en La Pradera.

Contanos de tu debut...

No me lo esperaba. Fue una decisión del profe Danilo Tosello porque Reinaldo Tilguath, que iba de titular, se enfermó de gripe antes del juego.

¿Muchos nervios?

Me acuerdo que íbamos a almorzar y Tosello solo me preguntó si estaba preparado para jugar. Luego me pidió que me sentara con él y me dijo que si estaba asustado porque me tocaba salir de titular. Sí me entraron los nervios cuando me lo dijo, aunque no le iba a decir... ya en el cuarto estaba alegre y más bien quería que empezara el partido ante Deportes Savio.

Pero después de ese debut se vinieron momentos amargos...

Claro. Uno de ellos fue cuando me mandaron a Valle FC (Liga de Ascenso). Estaba en desacuerdo, porque pensé que no regresaría a Olimpia; creí que no volvería porque estando en un equipo de Segunda es difícil que se miren los partidos y así no iban a saber cómo estaba mi nivel. Pero me sirvió de mucho...

¿Por qué?

Me hizo más jugador, porque es un fútbol de más roce, se pega más, hay más patadas. Ahí uno experimenta varias cosas y aprende cómo “meter pata”. Me ayudó bastante a madurar como jugador, cambió mi actitud y vine con más coraje, más entrega, metiendo más esfuerzo. Volví diferente. Ahora es un Salas distinto al que era antes, ahora tengo otro estilo de juego.

¿Y cómo fue tu regreso al equipo (época de Juan Carlos Espinoza)?

No como yo me lo imaginaba. Miraba que no me tomaban en cuenta ni en los colectivos y hubo momentos en que me desesperé, incluso había decidido irme del equipo y no le iba decir a nadie, solo me iba a retirar.

¿Estabas bajoneado?

Ya no sentía motivación, porque así se han perdido varios jugadores con grandes condiciones. Lo que pensé fue: ‘Voy a ser otro jugador perdido’, entonces mejor me voy. Había muchas veces que demostraba alegría en los entrenamientos, pero era alegría falsa, porque por dentro andaba mal.

¿Ibas a pedir los papeles?

No, solo me iba a ir, me iba dedicar a trabajar, no iba a jugar más, así lo tenía decidido. Bajé los brazos, pero hubo alguien que me detuvo y me hizo comprender las cosas como son.

¿Quién fue esa persona?

Mi madre (Rosa Miranda). Yo le dije que me iba a retirar del fútbol, que ya había tomado mi decisión y me dijo que no fuera tonto, que luchara, que siguiera adelante y que no bajara los brazos. Eso demuestra que siempre las madres no se equivocan y allí está...

Y vaya que no se equivocó...

Las madres no se equivocan, siempre tienen la razón. Hace un año me miraba en otra parte y pensaba trabajar. Ahora estoy feliz porque estoy jugando. Un día pensé en ganarme un puesto y lo estoy logrando.

Y jugando bien con una camisa que pesa...

He jugado bien. Siento que contra Motagua ha sido mi mejor partido, incluso le di un pase-gol a Ever Alvarado que lastimosamente no entró. Pero no debo conformarme. Sudar la camisa de Olimpia no es fácil, al momento de ponerse esa camisa te cambia la historia.

Hablando de goles, supongo que te has imagino marcando el primero...

He tenido ganas de hacer un gol de tiro libre, ya va a llegar mi oportunidad. Dije una vez que mi primer gol en Liga va a ser de tiro libre y creo que así será. Ese es mi sueño y cumpliré.