Tegucigalpa

Lempira no pasó inadvertido en las escuelas y jardines

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21.07.2014

Tegucigalpa, Honduras

Un tocado de plumas se ciñe sobre su cabeza, mientras que en sus manos empuña un arco con flechas, a su espada una aljaba y en su torso un taparrabo.

Con apenas cinco años, Ángel Jahír Ilías, quien está en preparatoria en el Jardín de Niños Yolanda Brito, sabe que allá por 1530 existió un guerrero de nombre Lempira que luchó por defender a Honduras.

Así como Ángel cientos de escolares capitalinos conocen que en el país existió un cacique de origen maya-lenca que se convirtió en el primer héroe nacional.

Legado sigue vivo

Después de 477 años, el legado del imponente “Señor de la Sierra” no pasa de moda y continúa siendo motivo de inspiración y celebración para muchos.

Y es que, la bravura, valentía, coraje y espíritu defensivo que llevaron al cacique a convertirse en algo más que una leyenda reviven en cada hondureñito que con orgullo lo imita.

Así, como cada 20 de julio, la sangre del aguerrido indígena va en defensa del suelo patrio y los alumnos tomaron en sus manos esta responsabilidad.

Ayer esta fecha fue motivo de celebración en los centros educativos de la capital.

Docentes como Aracely Villalta, directora del Centro de Educación Básica Ramón Rosa, ubicado en la Nueva Capital, han tomado en serio la misión de hacer que esta fiesta cívica contemplada dentro del calendario escolar sea respetada y que no pase inadvertida.

“No debemos perder esta costumbre ni esta tradición. Hoy más que nunca es necesario darle a conocer a los jóvenes lo importante que es esta fecha del 20 de julio. También a ningún docente debe olvidársele”, expresó.

Y predicando con el ejemplo, los docentes de centro de enseñanza se vistieron ayer con trajes típicos para acompañar a sus alumnos en la épica celebración.

Siguiendo esta tradición, un día después de la fecha decretada para rendirle tributo al caudillo invencible, con cuerpo de acero, 105 estudiantes, cinco docentes y padres de familia se unieron para festejar.

La celebración se convirtió en una fiesta con sabor catracho y donde hubo representaciones de las etnias chortís, tolupán, lenca y garífuna.

Cada uno de estos grupos se esmeró por presentar las tradiciones a través de murales, al igual que con sus costumbres gastronómicas, entre las que sobresalieron la sopa de arroz de maíz, pescado frito, yuca con chicharrón, catrachas, nacatamales, baleadas, postres como arroz con leche, ayote en miel y bebidas como la chicha de piña y la horchata.

Representar al cacique Lempira es muestra de que el legado de héroe sigue latente y que vale la pena imitarlo.

Para Nehemías García, del noveno grado, la celebración es propicia para recordar las luchas del “Señor de la Sierra”.

De piel trigueña, pelo lacio y estatura mediana, el estudiante estaba lleno de orgullo por su papel. Como parte de la preparación está el atuendo, el que debe estar de acuerdo a la usanza de aquella época: taparrabos, plumas y otros accesorios.

También las jovencitas sienten inspiración de vestirse como indias bonitas o como princesas mayas. “Es muy agradable participar y recordar a nuestro héroe. Vestirnos así nos llena de mucho orgullo”, declaró Sindy Ramírez.

Más celebraciones

El jardín de niños Yolanda Brito también celebró el día del Indio Lempira.

En las aulas a los pequeñitos se les habló de las hazañas del bravío personaje.

Aunque en las instalaciones del centro actualmente se realiza un proyecto de restauración, no impidió a los alumnos usar sus trajes típicos previamente confeccionados con creatividad e imaginación.

“Es parte de nuestra misión como docente inculcar en los niños los valores del respeto y la integridad, darles a conocer sobre identidad nacional”, declaró Hilda Navas, docente del jardín.

Las celebraciones empezaron el viernes anterior con el tributo que ofrecieron al gran caudillo, las escuelas privadas, lo que evidencia que el legado del héroe vive en la capital.

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