La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) urgió este miércoles al gobierno de Honduras a investigar el asesinato del activista Orlando Orellana, para quien la entidad había emitido medidas cautelares en 2005 y 2012.
Orellana, quien a los 75 años era un activo defensor de los derechos humanos, resultó asesinado a balazos el 4 de mayo en la región de San Pedro Sula a manos de desconocidos que le dispararon desde un automóvil.
La CIDH condenó el crimen y pidió al Estado hondureño 'investigar el asesinato, y procesar y sancionar a los responsables'.
Orellana era líder de una agrupación de vecinos de la colonia Cerrito Lindo, que mantiene una disputa con empresas locales por la propiedad de los terrenos que ocupan.
De acuerdo con la CIDH, testimonios coincidentes apuntan que los vecinos son víctimas de diversos tipos de violencia a raíz de esa disputa. La antecesora de Orellana, Orfilia Figueroa, fue asesinada en marzo de 2012.
'La CIDH otorgó medidas cautelares el 20 de abril de 2005 a favor de los pobladores de la colonia Cerrito Lindo, cuya vigencia fue reiterada el 26 de abril de 2012', informó la entidad.
En este escenario, la CIDH 'expresa su alarma por las amenazas y ataques a los que continuarían siendo sometidos los miembros de la colonia'.
Al menos siete personas que tenían medidas cautelares dictadas por la CIHD han sido asesinadas en Honduras en los últimos cinco años, denunciaron este miércoles organismos humanitarios.
'Son más de siete personas que tenían medidas cautelares de la Comisión que han sido asesinadas en el país desde el golpe de Estado' del 28 de junio del 2009 contra el entonces presidente Manuel Zelaya, afirmó a la AFP la coordinadora del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (Cofadeh), Bertha Oliva.
Oliva dijo que Orellana se suma a otros asesinados, al menos seis desde 2009, con medidas cautelares, entre los que están el periodista Nahum Palacios y Carlos Mejía, administrador de la radio Progreso, propiedad de los jesuitas.
Palacios fue asesinado en marzo de 2010, en Tocoa, 600 km al noreste de la capital, y Mejía fue asesinado en abril pasado en El progreso, 220 km al norte de Tegucigalpa.
Honduras afronta una vorágine de violencia interminable que la ubican en el primer lugar del mundo en homicidios, 79 por cada 100,000 habitantes, según el Observatorio de la Universidad Nacional.
