Sucesos

‘Algo me decía que era contra mi hijo’: madre de joven conductor asesinado

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29.04.2018

Tegucigalpa, Honduras
Entre lágrimas, abrazos y buenos deseos, Carlos Alfredo Rodríguez Sánchez despidió a su familia en el aeropuerto Toncontín el sábado al mediodía. Su compañera de hogar y su hijo emprendieron el largo viaje hacia el viejo continente, específicamente a España, en busca de un mejor futuro.

El joven de 27 años, conductor de una unidad de transporte de la ruta Divina Providencia-Mercado, con sus sentimientos encontrados por la partida de su familia, retornó a sus actividades diarias al volante del autobús, después de ausentase unas horas.

Se despidieron por última vez
“Ahí llego en la tarde mamá”, le dijo Carlos Alfredo a su progenitora, doña Cristina Sánchez, con quien había estado en el aeropuerto Toncontín, despidiendo a su compañera de hogar Aracely Álvarez y a su hijo de cinco años.

Las horas pasaron y como era costumbre a Carlos lo esperaban ya para caer la noche, tras una larga jornada de trabajo. Pero llegaron las 9:00 de la noche y el joven conductor no llegó a su casa. Su madre se enteró que andaba bebiendo, según ella, lo vio normal por la tristeza que le embargaba por haberse separado de los suyos.

“Él llegó en el bus hasta el desvío de la colonia Bethel (donde vivía), pero no lo dejaron subir”, explicaron sus familiares, argumentando que tal vez ya andaba bajo la amenaza de presuntos antisociales.

Para ese momento era la 1:30 de la mañana, manifestó doña Cristina. El bus dio la vuelta, sin llegar hasta la casa donde vivía Carlos Alfredo y tomó rumbo hacia el sector de Divina Providencia. Esta acción provocó una mala corazonada en la anciana mujer.

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Tuvo una corazonada
“Yo escuché unos disparos como a las 2:00 de la mañana y algo me decía que eran contra mi hijo”, narró doña Cristina Sánchez, madre del joven conductor de autobús”.

El corazón de la angustiada madre no la engañó. Justo a esa hora su hijo era ultimado a disparos en la residencial Campo Verde, siempre en la zona de Amarateca, donde tenía unas amigas.

Su familia al ver que no llegaba marcaron a su número de teléfono, pero este solo timbraba y no lo volvió a contestar. Rodríguez Sánchez estuvo donde una amiga en la residencial Campo Verde. Esta mujer se comunicó vía teléfono con la madre de Carlos, expresándole que él ya se había ido de su casa, eso fue a las 12:40 de la mañana. Pero Carlos nunca llegó.

Doña Cristina recordó que “él me decía: mamá, yo voy a morir primero que usted por este trabajo que tengo, usted me va a enterrar a mí, pero lo único que le pido es que no me vaya a llorar”, contó la triste mujer.

Un sueño truncado
Aracely Álvarez se despidió de Carlos con la promesa que lo mandaría a traer dentro de tres meses, dependiendo cómo le fuera laboralmente en España.

Con esa idea se dijeron adiós, sin imaginar que sería para siempre. El sábado en la noche, Aracely le envió un mensaje de voz vía whatsapp a una de las hermanas de Carlos: “Dígale a Carlos que ya llegué a Costa Rica, no me contesta el teléfono”.

Carlos tenía ocho años de laborar en el transporte público en las rutas hacia Amarateca.