Tegucigalpa, Honduras
“Te quiero”, “te extraño”, “me harás falta” y muchas otras expresiones se escucharon en el camposanto donde este jueves dieron cristiana sepultura a la estudiante de Contaduría y Finanzas, Allison Cruz (18).
La joven falleció el miércoles anterior luego de luchar por su vida durante 40 horas en el Hospital Escuela Universitario (HEU). Ella fue herida de bala de manera contingencial en un tiroteo entre pandilleros y militares cuando iba a bordo de un bus por la colonia San José de El Pedregal.
El inevitable y triste adiós comenzó con su velatorio desde el miércoles y continuó ayer en el colegio que cursó sus seis últimos años de estudio, el Instituto Augusto Urbina Cruz, en la colonia Los Laureles.
A las 10:50 de la mañana fue ingresado el cuerpo de la estudiante al centro educativo en el que vivió sus años de adolescencia y donde, según sus maestros, era muy querida.
“Allison era una persona muy alegre, muy dinámica, no agarraba tristeza por nada, no miraba cosas negativas en nada”, recordó la profesora Clara Martínez.
Añadió que “para ella el único obstáculo que había en la vida era la parte económica, pero en ánimos siempre estaba dispuesta para el trabajo”.
Yolanda Andrade, también maestra de la jornada nocturna en dicho instituto, manifestó que “estaba muy entusiasmada con eso de la práctica y que ya se iba a graduar. Todos los maestros y compañeros del colegio estamos muy dolidos por la partida de Allison”, dijo.
Un vacío irreparable
José Hernán González, esposo de Allison Gabriela, relató que “ha sido durísimo, ella empezó a ser compañera mía desde segundo de ciclo, en la jornada nocturna, ahí nos conocimos”.
Recordó que “salimos juntos de la casa y después tomamos un bus de La Peña-Mercado en el Metromall, ella se sentó en la fila de asientos del lado derecho y yo al lado izquierdo porque no había un asiento en el que pudiéramos ir juntos”.
“Los disparos se escuchaban a lo largo y la gente se empezó a agachar, pero ella se puso nerviosa y no logró reaccionar, fue cuando la alcanzó el tiro”, lamentó su esposo.
El último adiós
El momento del adiós definitivo llegó a eso de las 3:15 de la tarde. El llanto de varios de sus familiares no se hicieron esperar.
“¡Alli, levantate, Alli!”, vociferó Dayana, una de las hermanas menores de Allison, mientras contemplaba el rostro de la fallecida dentro del ataúd.
La abuela, a la que la estudiante en algún momento le enseñó a leer y escribir, sufrió desmayos por la fuerte impresión del momento. La dolorosa despedida se dio en medio de cánticos y lanzando globos blancos al cielo.
