Sucesos

Últimas palabras de obrero soterrado: 'Hijo, cuidá a nuestra familia que yo siento que me muero”

Pablo Flores, uno de los tres soterrados en la carretera al sur, murió el miércoles por lesiones internas

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23.08.2017

Tegucigalpa, Honduras
“Hijo, cuidá a nuestra familia que yo siento que me muero”.
Esas fueron las últimas palabras que le dijo don Santos Pablo Flores, uno de los obreros soterrados el pasado lunes, a su vástago horas antes de fallecer.

El señor, de 61 años, expiró ayer a las 5:00 de la madrugada en el Hospital Escuela Universitario (HEU), donde estuvo interno dos días.

Los familiares de Flores pensaban que se iba a recuperar después de que fue rescatado de un alud de tierra que dejó soterradas a tres personas en el kilómetro 41 de la carretera al sur.

Sin embargo, el paciente falleció por las múltiples lesiones internas que sufrió al quedar soterrado por varios minutos.

La condición de salud de don Pablo era delicada porque sufrió aplastamiento, trauma de tórax y se fracturó la clavícula izquierda y la pelvis.

Flores era un reservista de las Fuerzas Armadas de Honduras y padecía diabetes tipo dos e hipertensión arterial.

Desde hace ocho meses estaba trabajando en la constructora que realizaba los trabajos de infraestructura en la salida al sur.

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El cadáver de don Santos Flores fue llevado a Sabanagrande.

Los familiares reclamaron el miércoles con gran tristeza el cuerpo de don Pablo.

Cuando don Pablo ingresó el lunes a la emergencia del HEU dijo que se sentía alegre porque su hijo, quien trabajaba con él en la construcción, estaba vivo tras el derrumbe.

Su hijo, Arlen Flores, de 23 años, sufrió fracturas, pero fue dado de alta y se recupera en su casa.

Ellos son originarios de una comunidad de Sabanagrande.

Otro de los soterrados es Eduardo Castro, de 27 años, quien también recibió el alta.

“Estábamos cavando y de repente se vino la tierra y nos aterró”, contó con dificultad el señor cuando ingresó al hospital.

Los familiares reclamaron el miércoles con gran tristeza el cuerpo de don Pablo y lo trasladaron hacia su lugar de origen para darle el último adiós.

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