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Anacrónico y desfasado, el Estadio Nacional ya cumplió su vida útil...

Sin plata para construir un nuevo estadio, Olimpia y Motagua son los llamados al menos para remodelarlo. JOH quiere techo y sillas en todo Sol

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06.07.2017

Tegucigalpa, Honduras
A un año de cumplir las siete décadas de vida, el Estadio Nacional parece estar a un paso de la jubilación, aunque las precarias condiciones económicas del país impiden emitir un “decreto” a fin de que el coloso construido para celebrar los 72 años del dictador nacionalista Tiburcio Carías Andino pase a ser el museo de las principales gestas del fútbol nacional.

El 28 de mayo, cuatro personas murieron intentando ingresar al escenario diseñado por el arquitecto Francisco Prats para ver la final del Clausura entre Motagua y Honduras; el portón 11 colapsó y una multitud atropelló a los infortunados seguidores de Motagua, equipo que se coronaría campeón dos horas después haciendo tres goles mientras los cuerpos inertes permanecían en la pista olímpica envueltos en bolsas de polietileno.

Saúl Bueso Mazariegos, oficial FIFA en temas de seguridad, simplifica la vida útil del gigante del barrio Morazán: “El Nacional está trazado a 100 años en tiempo correlativo, pero con un retraso de muchos cientos más en tecnología y comodidad”. El exdirigente del club Real Maya, que alguna vez jugó en el Nacional en la década de los noventa, tiene una teoría: “Debiera construirse un estadio nuevo en otro lugar, con todas las comodidades y seguridades necesarias”.

Entonces, el arquitecto Dino Rietti, graduado en la Universidad de Honduras y en la Rafael Landívar de Guatemala y que conoce bien el Nacional gracias a inspecciones hechas a solicitud de la Comisión Nacional Pro Instalaciones Deportivas (Conapid), se adhiere al pabellón de los que piensan que la capital merece un nuevo estadio y propone un sitio: “Se debe hacer un nuevo estadio y dejar el Nacional como secundario; el sector de los batallones, allá en Mateo, es apto para hacer un polideportivo como el de la Villa Olímpica, con un estadio moderno, un lago para que la gente se recree y otras áreas deportivas”.

Pero el cuento de hadas llega a su final tan pronto como Marcelo Alvarenga, gerente tesorero de la Conapid, sentencia: “No hay capacidad para invertir 200 o 300 millones para remodelar el Nacional, mucho menos para construir uno nuevo”. El Gobierno no tiene la capacidad para modernizar una armadura tan arcaica como desfasada y solamente hace retoques, como el que se tiene programado para este mes: a un costo de dos millones de lempiras se empezará a mejorar el sector de los sanitarios de las parcelas de Sombra y Sol.

A estadio lleno no se cumple con la alerta amarilla en las graderías.

A estadio lleno no se cumple con la alerta amarilla en las graderías.

La sobrepoblación en las planillas es el principal problema de la golpeada Conapid, que tiene un presupuesto anual de 40 millones de lempiras, de los que el 99 por ciento se va en salarios. Para dar mantenimiento al Estadio Nacional apenas hay 18 personas, entre los que riegan, cortan y marcan la cancha, aseadores, personal de sustento y de seguridad.

“Tenemos un estadio añejo y se requiere una inversión fuerte”, se sincera Marcelo Alvarenga. Por eso “desde 2015 los clubes Olimpia y Motagua ya tienen en su poder una propuesta de Juan Orlando Hernández para que manejen el estadio a través de la Fundefut (Fundación para el Desarrollo del Fútbol regentada por los dos clubes más grandes de Honduras), garantizando una parte de la inversión gubernamental y lógicamente que los equipos tengan su tasa de retorno”.

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Plan a largo plazo
A finales de agosto o inicios de septiembre, la Fundefut tiene contemplado terminar el estudio de factibilidad socioeconómica que determinará la viabilidad para que las familias Ferrari y Atala den el paso de gigante en busca de remodelar (no construir un nuevo) el Nacional.

Por los momentos, la Fundefut administra los palcos, las vallas de publicidad y la venta de cervezas y refrescos cuando juegan Olimpia y Motagua en el Nacional, retribuyendo durante 2014 la cantidad de seis millones de lempiras a la Conapid.

EL HERALDO conoció que techar el sector de Sol y dotar de sillas a la dura gradería de Populares es una de las prioridades que ha pedido Juan Orlando Hernández, al mismo tiempo que Dino Rietti pide que se aprenda de la cultura estadounidense.

“Esto es un negocio y la gente no lo ha entendido. Ya no solo es el futbolista que corre detrás de la pelota, esto es business y genera mucha riqueza, pero claro que se debe cumplir con el código de construcción certificado”.

Hay cámaras instaladas, pero no funcionan.

Hay cámaras instaladas, pero no funcionan.

Sin embargo, de la región apenas Costa Rica ha levantado la mano y comenzó el proceso de modernización: en 2011 China le construyó el nuevo Estadio Nacional a un costo de 111 millones de dólares; en retrospectiva, la última gran transformación que registró el Estadio Nacional de Tegucigalpa fue en 1981, cuando se incrementó la capacidad del recinto a 35 mil espectadores en la previa del hexagonal de la Concacaf que significaría la primera clasificación de la H a un mundial adulto.

Algo está claro: el Nacional ya dejó de ser el reluciente patrón que recibía a todos vestido de gala y compró un bastón para caminar. Pero, “no se ha contemplado el tema de la destrucción del estadio, sería una remodelación”, advierte Marcelo Alvarenga. “De remodelarse se tendría que integrar buena parte de las zonas aledañas al mismo: calles, casas, estadio de béisbol, parqueo de la Feria del Agricultor y construir un edificio de parqueos de varios pisos”, analiza Saúl Bueso Mazariegos.

Sin dinero público, la empresa privada tiene la última palabra. ¿Se atreverán Olimpia y Motagua a ser agresivos y al menos cambiar la fisonomía del Nacional?