Sucesos

Gritos de desesperación y protesta de reos en 'La Tolva' (El Pozo II)

Unos 800 miembros de pandillas hondureñas están recluidos en la cárcel de mediana seguridad, conocida como El Pozo II

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27.05.2017

Tegucigalpa, Honduras
Reclusos de la cárcel de mediana seguridad “La Tolva” o (El Pozo II) protagonizaron un amotinamiento este sábado en horas de la tarde.

De acuerdo con fuente oficiales del Instituto Nacional Penitenciario (INP) los custodios de ese recinto carcelario ubicado en el municipio de Morocelí, en el oriental departamento de El Paraíso, solicitaron refuerzos para solucionar el conflicto en la zona.

Se informó, además, que los privados de libertad comenzaron a golpear objetos contra los portones y las paredes de su celdas, para exigir que los saquen, debido a que solo tienen una Biblia para poder distraerse.

Los faroles de la cárcel de mediana seguridad, conocida como 'El Pozo II' fueron encendidas desde temprano. Foto: Estalin Irías/El Heraldo.

Un enorme farol alumbra cada rincón de “El Pozo II” para evitar cualquier tipo de intento de fuga de la cárcel. Foto: Estalin Irías/El Heraldo.
En ese sentido, el INP aclaró que las acciones de los internos son un acto de protesta debido a las fuertes medidas a las que están sometidos.

Cabe recordar que hasta este recinto carcelarios fueron trasladados al menos 800 reos, integrantes de las pandillas MS-13 y Barrio 18, quienes estaban recluidos en la Penitenciaría Nacional Marco Aurelio Soto en Támara y el centro penal de El Porvenir en La Ceiba.

En 'La Tolva', los presidiarios solo tienen derecho a ver el sol una hora al día y se mantienen dentro de su celda. Solo son sacados para que realicen su aseo personal o a las horas de comida que ya están programadas en el lugar.

Hasta la cárcel de mediana seguridad llegaron familiares de los privados de libertad, quienes pidieron ver a sus parientes para confirmar si estos se encontraban bien, sin embargo, las autoridades les impidieron su ingreso y se levantaron varios anillos de seguridad en el sector.

Lo que no se vio durante el traslado de mujeres pandilleras a la cárcel de Támara