Honduras

La luz de la fe se extiende por toda Honduras

FOTOGALERÍA
13.05.2017

Tegucigalpa, Honduras
A la luz de una vela, María Estrada reza una plegaría al santo de sus devociones. Entre los padrenuestros y las avemarías, pide por el bienestar de su familia y el suyo propio.

Desde el sector de Chiligatoro, Intibucá, Santos Ernestina Pérez llegó a la Basílica Nuestra Señora de Suyapa para estar junto a la Patroncita de Honduras. En agradecimiento por los tantos favores recibidos por parte de la Virgen Morena, la fiel devota de origen lenca le presentó una ofrenda monetaria y encendió una veladora.

Mientras que en una comunidad remota del interior del país, un humilde campesino y su familia conversan del quehacer cotidiano al tiempo que se iluminan con la llama de una candela, que se consume lentamente.

Y qué decir del cirio pascual, que fue encendido en cada templo católico del país para proclamar que Jesucristo resucitó de entre los muertos.

En todas estas actividades donde se manifiesta el marcado fervor y devoción de la feligresía católica y el diario vivir de los habitantes de tierra adentro, hay un denominador común: la luz de una vela.

Presencia

Esta iluminación, que para fabricarse necesita de tres materiales: parafina, pabilo y colorante, tiene un nombre muy popular y evangelizador en Honduras: Velas Fátima.

Se trata del Centro Industrial Sociedad Anónima, fundado el 15 de julio de 1970 y su marca reconocida de velas, en honor la Virgen María bajo la advocación de Nuestra Señora de Fátima, cuyo centenario de su aparición se celebró ayer 13 de mayo .

Con el lema “Iluminando a Honduras desde 1970”, esta empresa y la gama de sus productos se han mantenido vigentes en el país.

“Velas Fátima es una marca que se comercializa en todo el país desde 1970, donde fabricamos todo tipo de candelas de colores, aromas, tamaños y para diferentes ocasiones”, declaró Rosibel Alonzo de Sevilla, gerente general del Centro Industrial.

Y es que en determinado momento, la vida de los seres humanos, y en el caso particular de los hondureños, ha estado ligados con las velas.

Esto es notorio cuando se cumple con el sacramento del bautismo, la primera comunión, los cumpleaños y el funeral, donde para darle el último adiós a un ser querido se encienden candelas.

Y esta es la misión con la que ha sabido cumplir una fábrica, donde en la actualidad laboran 58 empleados y que a lo largo de sus historias han generado el sustento y bienestar de muchas familias.

Fabricar velas en un trabajo complejo y en Fátima se realiza en dos procesos: uno de manera artesanal y otro hidráulico y moderno.

A diario se fabrican alrededor de 1,300 cajas, un aproximado de 400 mil velas de diferentes colores. El producto más popular es la presentación de la caja, que contiene 16 unidades y que está ilustrada con una imagen inconfundible de la que también es llamada Nuestra Señora del Rosario, donde destacan también los tres pastorcillos: Lucía, Francisco y Jacinta.

A lo largo de 47 años, la Virgen de Fátima ha estado presente en ese noble trabajo que, como una devoción y evangelización, llega hasta el lugar más remoto de Honduras.