Crímenes

Presidentes mundialmente ladrones

La corrupción y sus actores han ido en aumento desde los noventa. Su efecto dominó toca fríamente a la “clase política” perdida en el poder

12.11.2016

Hombres y mujeres que han llegado al trono mediante procesos limpios o no, han caído en las últimas dos décadas desde África, pasando por Taiwán hasta enlodar actualmente a malsanos gobernantes latinoamericanos presumidos de decentes que con la “izquierda” o con la “derecha” han saqueado sus naciones. A estos léperos se les acabó su fiesta y su abuso.

Pero la corrupción y sus actores han ido en aumento desde los años noventa. Su efecto dominó toca fríamente a la “clase política” perdida en el poder, sin estribos, robándose el dinero estatal. Por todos lados nos sitian los corruptos. A ciertos presidentes no les ha bastado sus uñas, también afilaron las de sus “primeras damas”. ¡Ay, mi amiga! ¿Te irás?

Padre
Casos de pudrición que erizan los pelos con solo rebuscar la cara de presuntos “santos” que son peligrosos demonios. Pillar “en el nombre del padre” es común para buena porción de políticos en cualquier parte del mundo, bajo diversos dogmas. Delitos de fraude, sobornos, defraudación y lavado de dinero pesan sobre sus espaldas.

La corrupción es como un huracán categoría cinco. Se lleva de encuentro a quien sea y sus bandas también barren con sus asistentes. Este flagelo es universal. Desde África, Asia, Europa y los países de América. Grandes personajes, incluso millonarios, sucumbieron ante su “dios”, el amor al dinero malhabido.

Paradójico que quienes han llegado al poder prometiendo “luchar contra la corrupción” son los capitanes del saqueo junto a sus esposas, amantes, hijos y cercanos. Es un tren de corruptos que se pone traje para profanar los templos donde “pastores”, “apóstoles” o “sacerdotes” cuestionan a los bandoleros públicos, pero los abrazan y los honran.

Ficha
La corrupción y la impunidad no son exclusivas de Honduras. Con una breve reseña vamos a mostrar la verdadera ficha de altos y reconocidos dignatarios a nivel internacional que no escaparon de la justicia con sendas investigaciones donde resultan implicados en colosales estafas o, en su caso, están presos (as) al evidenciarles su amoralidad.

Si hacemos balances con nuestra nación, la única diferencia es que aquí aún no caen los grandes bandoleros ni sus mujeres. Nadan en pozos de billetes robados al Estado porque la “falla” está en los jueces y no en el sistema jurídico convertido en lupanar por políticos y empresarios que se chupan el fisco mediante compras amañadas o timos descarados. Cierta prensa es su cómplice y, por lo tanto, culpable de la corrupción.
Chorro

Ni la “tierra santa” de Israel escapa de los poderosos. En el año 2000, su presidente Ezer Weizman abdicó al cargo acusado de fraude y corrupción. Este mismo año, la Policía israelí pidió procesar al ex primer ministro Benjamin Netanyahu y a su esposa Sara por malversación de caudales, soborno y apropiación ilegal de regalos. El monto superó los 18 millones de dólares.

En 2001, Abdurrahman Wahid fue destituido como mandatario de Indonesia por corrupto e incompetente. En 2009 a Chen Shui-bian, gobernante de Taiwán, y a su “primera dama” Wu Shu-Chen se les acusó de blanqueo y corrupción y a pagar una multa de 15 millones de dólares. Shui-bian fue condenado a cadena perpetua. ¿Cero componendas?

En 2003 Rolandas Paksas, presidente de Lituania, dejó el cargo acusado de darle la ciudadanía a un empresario ruso a cambio de dinero. En 2009 lo “premió” su pueblo eligiéndolo miembro del Parlamento europeo. En 2012 fue llevado a juicio político Christian Wulff. Sin salida, dimitió a la regencia federal de Alemania. Quedó sin inmunidad por tráfico de influencias.

La corrupción derribó también a varios jefes latinos. Sucumbió Dilma Rousseff en Brasil por pintar el presupuesto nacional y su antecesor Luis Inacio Lula da Silva y a su dama Marsa Leticia se les investiga por corrupción. Los más frescos son los exmandatarios de Guatemala, Otto Pérez Molina, su segunda Roxana Baldetti y Elías Antonio Saca de El Salvador, presos por corruptos. Entonces, nadie puede exigir moral ni reñir a los corruptos en las iglesias si en el Vaticano también hay oscuridad. Aunque pidan perdón, también caerán.