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Las ocho claves del segundo enfrentamiento entre Trump y Clinton

Los recientes escándalos del magnate Donald Trump le dan a la demócrata Clinton nuevas municiones para el segundo round

09.10.2016

Washington, Estados Unidos
El escándalo más reciente de Donald Trump cayó como una bomba durante las vísperas del debate presidencial del domingo. Para muchos, el insólito video de 2005 con las declaraciones obscenas de Trump sobre las mujeres supera todo lo visto y oído del candidato republicano.

Adicionalmente, le da a la demócrata Hillary Clinton nuevas municiones para el segundo enfrentamiento. A continuación, un vistazo a lo que se viene en el debate de 90 minutos en la Universidad Wahington en St. Louis:

¿MERA 'DISTRACCIÓN'?
Con su campaña en crisis, Trump emitió un breve video en el que ofreció disculpas por sus declaraciones groseras, pero dijo que sus declaraciones 'de hace más de una década' eran una mera 'distracción' de los asuntos importantes del momento y rechazó los pedidos de su partido de que desista de su candidatura. Trump tendrá que hacerse cargo de su conducta del pasado en tiempo real ante millones de espectadores y frente a votantes indecisos que asisten a este debate, con un formato de asamblea vecinal. Nadie cree que los votantes, los moderadores o Clinton le permitirán una salida fácil.

SEGUNDA OPORTUNIDAD
Después de su caída en las encuestas tras el primer debate, el segundo debía brindarle la oportunidad a Trump de dar vuelta la hoja. Ahora la tarea se ha vuelto más ardua ¿Sabrá mantener la calma en medio del caos?

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AMENAZA
Trump había dicho días atrás que no hablaría de la infidelidad de Bill Clinton en el segundo debate (había insinuado algo sobre el tema en el primero), pero después de divulgadas sus declaraciones sobre manosear a las mujeres en los genitales, todo cambió. En su video de disculpas, Trump dijo que 'Bill Clinton ha abusado de mujeres y Hillary acosó, atacó, humilló e intimidó a sus víctimas. Hablaremos de esto en los próximos días. Los veré en el debate el domingo'. Sí, es una amenaza.

LOS CÁLCULOS DE CLINTON
Clinton debe decidir cómo aprovecha estas revelaciones sobre Trump, pero sin excederse. Ante la presencia de votantes indecisos y moderadores autorizados a hacer preguntas, Clinton podría optar por no decir nada y dejar que ellos pregunten según les parezca conveniente. Claro que una polemista tan hábil podría hallar la manera de que el asunto ocupe el centro de la escena durante toda la velada.

NO ES TODO
La indignación provocada por el video de Trump hizo olvidar otras declaraciones del candidato republicano. Alguien podría mencionar la acusación infundada de Trump de que el gobierno del presidente Barack Obama está permitiendo que entren inmigrantes ilegales para votar en su contra. O su insistencia de que los cinco acusados de una violación en el Central Park de Nueva York en 1989 eran culpables a pesar de que la prueba de ADN permitió anular sus condenas.

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LA OTRA FILTRACIÓN
Clinton tendrá que responder por sus propias declaraciones filtradas, transcripciones de discursos de 2013 en los que expresaba apoyo al 'comercio abierto y las fronteras abiertas'. Su posición como candidata presidencial es distinta, más dura. Trump tratará de aprovechar la revelación en momentos que la campaña de Clinton dice que los documentos filtrados fueron alterados por los rusos.

Y POR SI ESTO FUERA POCO
El formato tipo asamblea popular conlleva peligros para los candidatos, ya que la mitad de las preguntas vendrán de votantes indecisos. Las preguntas imprevistas pueden desconcertar a un candidato que no está preparado para todo. En 1992, el presidente George H.W. Bush tuvo problemas para responder cuando una mujer le preguntó cómo lo afectaba personalmente la deuda nacional. 'Me parece que no comprendo', dijo. La impresión fue que no estaba al tanto de los problemas de la gente.

EL ESTADO FÍSICO
En este debate los candidatos podrán desplazarse por el escenario. Esto genera una nueva dinámica, sobre todo en vista de la diferencia de estatura: Trump mide 1,90 metros, Clinton 1,64. Durante un debate en el 2000 contra la entonces senadora Clinton, el representante republicano Rick Lazio cruzó el escenario para exigirle a la senadora que firme un compromiso de financiación de campaña, pero el tiro le salió por la culata: dio la impresión de comportarse como un matón.