“LEGÍTIMA DEFENSA”
MIAMI, Estados Unidos
Los hermanos hondureños Javier y Denis Girón, entonces de 13 y 17 años de edad, respectivamente, llegaron hace menos de dos años a Estados Unidos. Como muchos otros menores de esas, partieron hacia ese norteamericanos de forma ilegal.
Aunque los menores fueron retenidos por un tiempo en un centro de detención cerca de la frontera y puestos en proceso de deportación, hoy los hermanos Girón son residentes permanentes de Estados Unidos con miras a convertirse en ciudadanos.
El diario El Nuevo Herald relara su historia. La abogada de los hermanos, Felice K. Schonfeld, del bufete DuaneMorris en Miami, logró impedir su deportación a través de un procedimiento por virtud del cual un tribunal estatal encontró a los hermanos “dependientes”.
'Algunos de los menores que cruzaron la frontera pudieron obtener tarjetas de residencia bajo el llamado estatus especial para inmigrante juvenil si sus abogados demuestran que sus clientes fueron abandonados, maltratados o descuidados por sus padres', señala el artículo de este medio estadounidense.
Al demostrar que los menores fueron abandonados, maltratados o descuidados, el tribunal emite una orden de dependencia. Cuando los niños son designados como dependientes, el tribunal asume jurisdicción sobre ellos y eso les permite solicitar residencia.
La cifra de menores que logran la residencia de esta forma va en ascenso. Las cifras han pasado de 73 en el año fiscal 2005 a 3,432 en el año fiscal 2013, indica un reciente informe del Servicio de Investigación del Congreso que examinó los fallos de dependencia a nivel nacional.
“Estamos felices de tener las tarjetas verdes”, dijo Denis, que ahora tiene 18 años a El Nuevo Herarld.
“Tenemos el fallo de dependencia y entonces los Servicios Católicos Legales de Caridad hicieron la solicitud de residencia permanente y fue concedida”, dijo Schonfeld, la abogada de los hermanos Girón.
Aunque ninguno de los dos hermanos sabe todavía que piensa hacer en Estados Unidos, ambos señalaron que quieren quedarse, estudiar y trabajar.
Los hermanos hondureños Javier y Denis Girón, entonces de 13 y 17 años de edad, respectivamente, llegaron hace menos de dos años a Estados Unidos. Como muchos otros menores de esas, partieron hacia ese norteamericanos de forma ilegal.
Aunque los menores fueron retenidos por un tiempo en un centro de detención cerca de la frontera y puestos en proceso de deportación, hoy los hermanos Girón son residentes permanentes de Estados Unidos con miras a convertirse en ciudadanos.
El diario El Nuevo Herald relara su historia. La abogada de los hermanos, Felice K. Schonfeld, del bufete DuaneMorris en Miami, logró impedir su deportación a través de un procedimiento por virtud del cual un tribunal estatal encontró a los hermanos “dependientes”.
'Algunos de los menores que cruzaron la frontera pudieron obtener tarjetas de residencia bajo el llamado estatus especial para inmigrante juvenil si sus abogados demuestran que sus clientes fueron abandonados, maltratados o descuidados por sus padres', señala el artículo de este medio estadounidense.
Al demostrar que los menores fueron abandonados, maltratados o descuidados, el tribunal emite una orden de dependencia. Cuando los niños son designados como dependientes, el tribunal asume jurisdicción sobre ellos y eso les permite solicitar residencia.
La cifra de menores que logran la residencia de esta forma va en ascenso. Las cifras han pasado de 73 en el año fiscal 2005 a 3,432 en el año fiscal 2013, indica un reciente informe del Servicio de Investigación del Congreso que examinó los fallos de dependencia a nivel nacional.
“Estamos felices de tener las tarjetas verdes”, dijo Denis, que ahora tiene 18 años a El Nuevo Herarld.
“Tenemos el fallo de dependencia y entonces los Servicios Católicos Legales de Caridad hicieron la solicitud de residencia permanente y fue concedida”, dijo Schonfeld, la abogada de los hermanos Girón.
Aunque ninguno de los dos hermanos sabe todavía que piensa hacer en Estados Unidos, ambos señalaron que quieren quedarse, estudiar y trabajar.
Se oculta el rostro de los hermanos Denis y Javier Girón para proteger su identidad. (Foto El Nuevo Herald)
