Tegucigalpa, Honduras
Si los estudiantes que mantienen ocupados los edificios de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) no desisten de las tomas, más de 40,000 alumnos saldrán afectados debido a la cancelación del tercer período académico.
A la fecha, alumnos de más de 14 carreras ya perdieron la posibilidad de tener un período intensivo de nueve semanas y la oportunidad de avanzar en sus estudios.
Algunas de estas carreras son Química y Farmacia, Derecho, Nutrición, Matemáticas, Música y las carreras de Ciencias Económicas.
Además de Biología, Microbiología, Letras, Filosofía y Lenguas Extranjeras.
Esas unidades académicas debieron volver a clases ayer, pero el Movimiento Estudiantil Universitario (MEU) se negó a entregar los edificios tomados desde hace varias semanas.
Cabe mencionar que en estos momentos, los estudiantes están, en teoría, cursando el segundo período académico, que será extendido según sean los días que se hayan perdido a causa de las tomas.
Sin embargo, hay carreras que pueden salvar su tercer período si los estudiantes entregan los edificios mañana viernes.
Estas carreras son: las seis ingenierías, Psicología, Periodismo, Pedagogía y Antropología, las cuales han perdido 24 días y tienen la posibilidad de abarcar sus contenidos en nueve semanas.
De no ser así, el número de carreras sin tercer período subirá a 29, uniéndose a las tres que se les canceló el pasado martes.
“Aquellas carreras que ya tienen un mes de haber interrumpido sus clases, sólo tienen el 35 por ciento del tiempo que se le asigna a un contenido, por lo tanto, nosotros para recuperar ese tiempo tenemos que extender en el mismo número de semanas el segundo período”, dijo la rectora Julieta Castellanos.
La socióloga pronosticó dos escenarios que pueden ocurrir si el período no se extiende: “O los profesores solo les entregan los materiales y los libros a los estudiantes, los evalúan y hay reprobaciones masivas, o les regalan las calificaciones para que no los critiquen, sobre todo a aquellos profesores que los han incitado a este movimiento para no quedar mal con estos estudiantes, les pueden poner una calificación que no se han ganado”, comentó Castellanos.
El rechazo que muestran los estudiantes es a la aplicación de las normas académicas que rigen los índices de aprobación de asignaturas, índice de permanencia, entre otras, que fueron aprobadas en 2014 y puestas en vigencia en 2015 para los alumnos que ingresaron en ese año.
Intereses políticos
La rectora reiteró que hay personas externas que tienen el interés en regir la máxima casa de estudios porque ven en su presupuesto una oportunidad de financiar campañas políticas.
“Hay intereses en administrar esta universidad, son 3,500 millones... Aquellos partidos que no tienen recursos, aquellos líderes políticos que aspiran a ser diputados u otros cargos que no tienen recursos, pues bien pueden estar viendo a esta institución para que les aporten los fondos para sus campañas... Que se quiten la máscara estos políticos y pongan la agenda con transparencia”, denunció.
Estira y encoge
Los estudiantes que tienen tomadas las instalaciones parecen no verse preocupados por la situación, ya que sostienen que no habrá diálogo con las autoridades mientras no se retiren los requerimientos fiscales contra varios estudiantes que supuestamente han participado en las protestas.
Mientras tienen grandes cantidades de mobiliario “amontonado” en las entradas de los edificios, argumentan que la UNAH no les brinda las condiciones pedagógicas para recibir las clases.
Las exigencias de los muchachos han cambiado en el transcurso de los días, ya que al inicio exigían la derogación de las normas académicas para sentarse a dialogar. Al visitar el alma máter se puede ver que cada día queda más vacía y solo quedan los alumnos que permanecen en las tomas, grupo que también se ha reducido notablemente.
Por su parte, la UNAH niega rotundamente la cancelación de las normas y afirma que no tienen la facultad para quitar los requerimientos fiscales y piden para sentarse al diálogo la entrega de los edificios y que los militantes del MEU se quiten las capuchas.
