Honduras

Ejemplar hondureño multioficios sin manos: 'La vida es bella...abrir los ojos es un milagro'

06.05.2017

Tegucigalpa, Honduras
El 29 de septiembre del año 2000 aún retumba en la mente de Fernando Salas. Ese día fue su cumpleaños número 26, pero también el día en el que la vida le cambió para siempre. Fue el día en el que perdió sus dos manos.

Fernando, quien 17 años después se ha convertido en todo un ejemplo de vida, tenía tan solo 15 días de haber regresado a Honduras después de intentar viajar a Estados Unidos.

Un excompañero le pidió ayuda para que fuera a instalar los contactos eléctricos a la casa de una pastora evangélica y él aceptó con gusto.

“Mamá, no te preocupes, iré a hacer un trabajo y con lo que gane voy a traer todo para celebrar mi cumpleaños este año”, recuerda que le dijo a su madre horas antes del suceso que le cambiaría la vida.

Ese fatídico día Fernando estaba instalando los contactos cuando de repente sintió una fuerte descarga eléctrica, la que le causó severas quemaduras en sus brazos, su pecho y espalda. “Horas más tarde llamaron a mi mamá y le dijeron que estaba en el Hospital Escuela clínicamente muerto porque la descarga que yo aguanté fue de 38,800 voltios”, recordó Fernando.

A partir de ese accidente, Fernando tuvo que enfrentar con valentía su condición.

Actualmente él tiene 42 años, vive con su madre en la colonia Sinaí de la capital, tiene tres hijos, pero viven aparte. El accidente no eliminó sus sueños ni lo detuvo para salir adelante.

Su espíritu positivo y guerrero lo mantiene de pie a diario, sus prótesis son sus inseparables amigas, que no lo defraudan y lo acompañan a todas partes.

También trabaja en el centro de salud de la colonia Monterrey y realiza acciones de fumigación.

Fernando desea obtener una plaza en la Secretaría de Salud donde trabaja fumigando.

Un año le costó a Fernando acostumbrarse a usar sus prótesis, aunque aún no se adapta a ellas del todo.

Él labora en el centro de salud de la colonia Monterrey y se ha convertido en uno de los tantos guerreros del sistema de salud del país, pues se encarga de fumigar hogares en la lucha contra el mosquito Aedes aegypti, transmisor de enfermedades virales como zika, dengue y chikungunya.

Fernando también da charlas de motivación a los pacientes que acuden al centro asistencial y colabora en varias actividades. Tiene cinco años trabajando con la Secretaría de Salud por contrato, pero sueña con obtener el nombramiento de su plaza.

Las ganas de salir adelante superaron su discapacidad y hace siete años se inscribió en diversos cursos en el Instituto Nacional de Formación Profesional para ampliar sus conocimientos.

Él realiza trabajos a domicilio como mecánico automotriz, repara electrodomésticos y hace soldaduras ya que cuenta con las máquinas y herramientas para desempeñar su oficio. “Para mí toda la vida ha sido un reto personal, yo intento todo, hay gente que se queja por cosas vanas y yo siempre ando sonriendo”, comentó.

Para Fernando, cosas cotidianas como elegir una llave, abrir un portón, comer, entre otras, requieren más trabajo, pero con las pinzas de sus prótesis lo intenta hasta que lo logra.

Con una gran sonrisa invitó al equipo de El HERALDO a dar una vuelta en su carro, quien demostró tener una gran destreza para conducir. “La vida es bella... abrir los ojos es un milagro”, se despidió.