Honduras

Ataques sexuales a operarias: los registros ocultos en la zona norte de Honduras

Las mujeres que trabajan en el sector textil sienten temor ante las amenazas de agresiones sexuales a las que se exponen en la ruta hacia su trabajo; la mayoría de las víctimas no denuncian

06.02.2018

Cortés, Honduras
Antes que despunte el sol, Carla, una joven operaria de maquila, cuyo apellido se omite por ser víctima de violencia sexual, se alista todos los días para salir de su casa, donde camina media hora en medio de matorrales y la oscuridad que rodea a la colonia San Jorge, donde reside.

Ella trabaja en una de las más de 69 maquilas registradas en Choloma, un municipio de un poco más de 242,974 habitantes y el segundo más fuerte en la zona norte del país a nivel de actividad maquilera.

El salario mínimo en las maquilas es de 6,000 a 7,000 lempiras mensuales, que oscila entre 270 y 300 dólares, respectivamente.

Hace dos años, Carla fue asaltada y violada por desconocidos que la interceptaron en un carro de vidrios polarizados cuando retornaba de su trabajo.

“Me llevaron a un matorral, me desnudaron y ataron mi ropa interior en la cabeza. De los golpes recibidos me desmayé; pensaron que me había muerto”, expresa la operaria, quien despertó dos horas después del abuso. Por temor, no puso la denuncia a la Policía.

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Por eso, cada vez que sale del trabajo, camina con prisa para alcanzar a sus vecinas y llegar segura a casa. El pánico la persigue después de ese ataque y violación. A falta de denuncia, mejor se cuidan entre ellas.

Las violaciones sexuales a las operarias de las maquilas se han vuelto una constante en este municipio, pero ante la falta de registro de casos, las autoridades ignoran los hechos y las operarias prefieren consolarse o cuidarse entre sí.

Otro caso similar le ocurrió a Alejandra, cuyo apellido también se omite. Ella fue obligada a subirse a una bicicleta con un desconocido que la amenazó con un machete; la llevó a un terreno baldío de la colonia Brisas de la Candelaria para abusar de ella.

“Algunos conocidos que vieron que iba con otro hombre en una bicicleta le contaron a mi marido y tuve problemas con él, me acusó de serle infiel. Pensó que era mi amante”, recuerda.

Ella tampoco hizo la denuncia porque su agresor fue reconocido por ella y vive en su misma comunidad.

“A otras compañeras las asaltaron y es peligroso caminar por esas aldeas. Tenemos miedo y nos venimos a trabajar en grupo, pero una de nosotros tiene que trabajar horas extras, no queda otra que encomendarse a Dios y venirse sola para la casa”, asegura Carmen Tróchez.

Aquí cientos de operarias de las maquilas se exponen a estas situaciones cuando sus jornadas son de madrugada o en horas de la noche, y aunque gozan de un servicio de transporte, este las deja en determinado lugar, no las lleva a su domicilio.

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Denuncia
En cinco años, siete denuncias. En los registros de la Secretaría de Seguridad colocados en su portal de Internet, www.sepol.hn, los casos de violaciones sexuales en Choloma no se vislumbran como un foco de delito; en los últimos cinco años, apenas registran siete denuncias.

Para María Luisa Regalado, coordinadora de la Colectiva de Mujeres Hondureñas (Codemuh), una organización no gubernamental que se ha especializado en el trabajo con mujeres en las maquilas, uno de los factores que inciden en los abusos no contados en contra de las operarias de las maquilas son las jornadas de trabajo.

Esta desprotección, afirma, incide en los abusos e incluso en algunos casos de muertes violentas en mujeres, señaló Regalado en entrevista concedida a Expediente Abierto, una instancia de investigación académica que realiza un trabajo sobre muertes violentas en mujeres en Honduras en el marco de una investigación regional apoyada por la fundación Open Society.

El fenómeno

de las violaciones sexuales contra las obreras de las maquilas y los casos de femicidios no parece estar en el ojo de los registros oficiales. Así quedan ocultos este tipo de ataques.

Para ella, muchas no se atreven a denunciar por “temor a ser asesinadas, pues en algunos casos reconocen a sus agresores. Aquí en la organización hemos atendido muchas mujeres que antes de contar lo ocurrido les hemos dado varias terapias con la psicóloga de Codemuh, pues se dan casos muy dolorosos”.

Las organizaciones que trabajan con mujeres dicen que esta arista amerita una investigación a fondo.

Los crímenes más sonados de mujeres que laboran en maquilas se dieron precisamente en Choloma, en el 2017, cuando las obreras Irma Quintero, de 21 años de edad y Dunia Xiomara Orellana, de 34 años, aparecieron brutalmente asesinadas.

La investigación llevó a la captura de cinco presuntos responsables mientras otro sospechoso se encuentra prófugo, según el detalle de un reporte policial.

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