Fotos que muestran el infierno de El Pozo, la megacárcel para peligrosos reos en Honduras
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En el espacio confinado, los reos se mueven inquietos de un lugar a otro. No hay nada que hacer ni nada que ver. Una cama de hierro y cemento, una colchoneta, un retrete es todo a su alcance.
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Apenas han transcurrido 48 horas desde que el presidente Juan Orlando Hernández ordenó el aislamiento de 37 cabecillas de maras y pandillas en este nuevo centro penal ubicado en Ilama, Santa Bárbara.
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Foto: El Heraldo 21/09/2016 - 00:003 / 16 -
Cada ducha es una celda. Se entra con grilletes y los aros de presión se retiran de las manos hasta que la puerta está cerrada. El baño es de cinco minutos.
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Cada reo tiene derecho a tomar sus medicinas. Pastillas y jarabes se encuentran en el patio del módulo, sobre una mesa de cemento.
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En el patio central de cada módulo la luz se enciende a las 6:00 de la mañana y se apaga a las 9:00 de la noche.
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Dentro de la celda, lo único que existe es un retrete o servicio y un espejo de aluminio pulido fijado a la pared.
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Desde una cabina especial ubicada en el segundo nivel y blindada, un agente penitenciario observa todo lo que ocurre en los dos módulos de máxima seguridad.
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Una ventana rectangular, reforzada con barrotes y rejilla de hierro, permite el ingreso de aire. Desde ahí muchos gritan pero poco se entiende. Sus palabras rebotan de una pared a otra.
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El agente se auxilia de un moderno sistema de vigilancia. Más de una veintena de cámaras vigilan todo lo que pasa en “El Pozo”.
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El patio de sol es una celda ubicada en el segundo nivel, a unos 10 metros de cada celda. El patio es techado con láminas traslúcidas.
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En la celda 102 del módulo 1, 10 bolsas con sus pertenencias parecen correr mejor suerte que sus propietarios.
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Una ventana rectangular, reforzada con barrotes y rejilla de hierro, permite el ingreso de aire. Desde ahí muchos gritan pero poco se entiende. Sus palabras rebotan de una pared a otra.
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Gritan pero nadie escucha. Patean las puertas pero es inútil. “Esto es un infierno, sáquennos de aquí” se logra escuchar.
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La comida llega a El Pozo a través de carretones. Nadie entra a El Pozo, la comida pasa por dos ventanas donde es recibida por los agentes penitenciarios.
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El patio de sol es una celda ubicada en el segundo nivel, a unos 10 metros de cada celda. El patio es techado con láminas traslúcidas.
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