Ciclismo en Honduras

La historia del ciclismo en Centroamérica

Por: Alexeiev Morales
31.07.2016
- Pablo Zavala, uno de los históricos ciclistas de la H, recuerda la historia del ciclismo nacional...
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31.07.2016

Tegucigalpa, Honduras
En Centroamérica, la pasión por las dos ruedas es tan antigua como las bicicletas que llegaron al istmo regional a finales del siglo 19; los libros de historia recuerdan el 4 de agosto de 1896 como la fecha de fundación del primer club ciclístico costarricense: el Josefino, encabezado por W. F. Feller y Marco Tulio Pérez.

Y si los Ticos han mantenido, como ningún otro país en el área, su amor por los pedales, no es nada extraño lo que pasara en 2015: Andrey Amador se convirtió en el primer centroamericano en subir al podio de una las tres carreras consideradas grandes en el mundo (Vuelta a España, Giro de Italia y Tour de Francia), con una impresionante presentación en la contrarreloj individual de 59.4 kilómetros entre Treviso y Valdobbiadene, que lo ubicó en el tercer lugar de la clasificación general.

Amador luce una extravagante camiseta con el logo de su equipo: Movistar Team. ¿Se imaginan cómo eran las camisetas de los pedalistas en la época del blanco y negro del ciclismo centroamericano? Por ejemplo, allá por 1935 existe el registro de las primeras 'carreras' ciclísticas en El Salvador.

Tuvieron que llegar deportistas italianos para lucir sus 'caballos' en las polvorientas calles de San Salvador: Mario Violo, Juan Stivella y Vicente Sarti partieron la historia del deporte de la cadencia y las cadenas en el Pulgarcito de Centroamérica.

Con admiración e incredulidad, los parroquianos miraban cómo dejaban su huella los Tanos, que en 1909 habían visto la edición inaugural del Giro de Italia.

'Las primeras pruebas de ruta se desarrollaron en la vieja carretera a Zacatecoluca y la antigua calle a Santa Ana también fue escenario de grandes combates en este deporte', recuerda Carlos Rosales, uno de los históricos entrenadores del equipo nacional salvadoreño; El Salvador fue el primer país de la región en donde se utilizó los cambios de cinco pasos en la tracción posterior de la bicicleta.

Después, el pedal salvadoreño cayó en un bache, del que saldría a partir de la invitación de la Federación Guatemalteca de Ciclismo. Se organizó un circuito que partiría de Ciudad de Guatemala, seguiría por Jutiapa y culminaría en San Salvador; sin embargo, rápidamente Guatemala tomaría la delantera en relación a los Cuscatlecos y sus ciclistas, con Mario Alvarenga a la cabeza, empezarían a ser tomados en cuenta fuera de las fronteras regionales.

Hasta que llegó el 11 de junio de 1953, cuando los entusiastas deportistas Justo Ramiro García, Carlos Carda Ruiz, Carlos H. Girón y Bernando Van der Henst, integrantes del club deportivo y social Hacienda, tienían listo el plan de recorrido y escalas de la Gran Vuelta Ciclística a Guatemala, donde solo equipos del país competirían por primera vez. En noviembre, la GVC sería la catapulta de los ciclistas chapines rumbo a la consolidación.

A la par, en la nicaragüense ciudad de Matagalpa la alcaldía que presedia el liberal Jaime Castro organizó una novedosa carrera de 50 kilómetros entre Matagalpa y Sebaco. Llegaron alrededor de 30 ciclistas, muchachos con un promedio de 20 años de edad que maniobraban sus ciclas marca Raleigh, talvez sin darse cuenta de la historia que estaban escribiendo sus ruedas.

De manera rústica, Nicaragua iniciaba su amor por las bicicletas, llegando a reproducir algunos nombres que, luego, serían recordados como los precursores del ciclismo en el país de Sandino: Juan Pineda, acaso la máxima estrella del país, Jaime Pineda, Carlos Flores, German Flores, Pastor Olivas, Ignacio López, Francisco Reyes, Tito Gonzalez y Uriel Vargas.

Foto: El Heraldo


Una foto de dos caballeros en bicicleta en 1927 en Tegucigalpa.

Finalmente, en Honduras saltan a la memoria los nombres de los hermanos Héctor y Carlos Ferrera, Armando Irías, Dagoberto Irías, Waldemar Maradiaga, Pablo Zavala, Julio Villalta, Miguel Gálvez, Tiburcio Morazán y Carlos Cerrato como los precursores del ciclismo en el país de las cinco estrellas. En los años sesenta, y con el apoyo de Oswaldo López Arellano, se funda el club Tan Sahsa, pionero de los pedales organizados en tierras catrachas.

Pablo Zavala, uno de los históricos ciclistas de la H, recuerda que hacia 1972 'Rodrigo Wong Arévalo, Diógenes Cruz, Pedro Atala Simón, Wady Atala y Julio Villalta deciden traer al país al reconocido entrenador mexicano de ciclismo Melesio Soto'; los pedales comienzan a posicionarse en la cabeza del hondureño, que mira cómo, después, igualmente llega el adiestrador colombiano Rafael Martínez Prado.

Formalmente establecido, en 1973 el ciclismo catracho desarrolla su primera Vuelta a Honduras, la competencia madre de las ciclas en el país que inició en Tegucigalpa y recorrió Siguatepeque, San Pedro Sula y La Ceiba, para luego explotar los pedales en dos Juegos Panamericanos consecutivos: los séptimos (en Ciudad de México 1975, con Pompilio Flores, Jorge López, Raúl Izaguirre y Pablo Zavala, bajo el mando técnico de Rafael Martínez Prado) y los octavos (en San Juan 1979, con Ernesto Velásquez, José Rolando Reyes, Pedro Rápalo, Rony Laínez y Pompilio Cálix, con la guía técnica de Carlos Ferrera).