Mundial

La escuela de hinchadas que compone para Argentina para el Mundial de Rusia  

Escuela de Tablobes ya hizo la canción de la hinchada para el Mundial. Acá la historia completa

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07.06.2018

BUENOS AIRES, ARGENTINA

San Lorenzo acaba de anotar un gol decisivo para clasificarse a la Copa Libertadores. Pero en la tribuna, detrás de uno de los arcos, pocos hinchas lo gritan.

En ese sector conocido como la “popular”, donde asisten los más fanáticos, no se le presta atención al partido. Debajo de un telón de banderas azulgranas que cubre las gradas y hace casi imposible la visión del campo de juego, ellos saltan, bailan y cantan hasta la afonía al ritmo de bombos y trompetas que reproducen algunos de los éxitos musicales del momento, pero con una adaptación futbolera de su letra original.

Carolina Rutkoweski agita sus brazos y mueve las caderas mientras recita “San Lorenzo, es inexplicable todo lo que siento. Estaré contigo en todo momento porque a la ‘azulgrana’ yo la llevo adentro” al compás del estribillo de “Despacito”, el hit de Luis Fonsi.

“El partido lo sentís en el cuerpo, en la sangre. No hace falta verlo”, afirmó la mujer de 44 años, tomada del brazo de su hijo, ambos vestidos con una camiseta azul y roja de San Lorenzo, durante el entretiempo del duelo ante Chacarita por la liga argentina.

San Lorenzo no es un club poderoso como los gigantes Boca Juniors y River Plate, pero su hinchada se considera la más creativa del mundo por un talento innato para tomar prestadas melodías de artistas consagrados y convertirlas en canciones para alentar al equipo. En un ambiente de fuerte rivalidad, que por momentos roza la violencia, esta virtud es reconocida por otras hinchadas de fútbol, que adoptan los cánticos para sus propios clubes.

A pocas semanas del inicio del mundial, los sanlorencistas compusieron una canción para la selección Argentina. Anhelan sea un himno para los albicelestes en Rusia como lo fue hace cuatro años el cántico “Brasil decime que se siente”, con el ritmo de una melodía de Credence Clearwater Revival.

“Las canciones de San Lorenzo te cuentan una historia, no es sólo hacer una rima de frases tiradas”, comentó Sergio Peljhan, uno de los compositores de la hinchada. “Dentro de la cultura del fútbol tenés canciones de batalla, de ir al choque, pero de diez temas nuestros no vas encontrar demasiados insultos ni alegorías a las drogas. La idea de esto es que sea fiesta y festejar, no una violencia sistemática”.

Después que el club ganó fama mundial cuando uno de sus hinchas fue elegido Papa en 2013, San Lorenzo volvió a trascender con la versión futbolera de “Despacito”, compuesta por un grupo de sus hinchas que se hacen llamar “Escuela de Tablones”, en referencia a las gradas de madera de los antiguos estadios. Con el tiempo, el mismo canto que se viralizó por redes sociales sonó en canchas de España, Portugal, Italia, Corea del Sur, Brasil, Uruguay y Ecuador, entre otros.

Sorprendido, Fonsi agradeció a San Lorenzo porque “ustedes fueron los primeros en tomar la melodía de Despacito y crear un cántico para apoyar a su equipo”.

El nuevo tema para la selección grabado recientemente por la Escuela de Tablones dice: “Como Maradona en el 86, queremos la vuelta por tercera vez. Este año Messi nos va a devolver la alegría a toda esta gente. Y dale, dale selección. Argentina ya sabés, aunque juegues en Rusia te seguiré, vos sos mi locura”, con la música de “Échame la culpa”, tema de Fonsi en dueto con Demi Lovato. Los hinchas dijeron que tomaron contacto con la discográfica del artista puertorriqueño y que dio el guiño para la versión futbolera.

San Lorenzo, considerado entre los cinco equipos más importantes de Argentina, fue fundado en 1908 en un suburbio de clase media del suroeste de Buenos Aires. Jugaba en el estadio Gasómetro, así llamado por la similitud con los depósitos de gas de aquel tiempo, hasta que en 1979 la última dictadura militar (1976-1983) le expropió los terrenos que luego cedería a la cadena de supermercados francesa Carrefour.
Durante los 14 años que estuvo sin cancha, jugó en estadios prestados y soportó la burla de rivales. Fue entonces que su hinchada encontró la inspiración para responderles con ingenio.

Un grupo de fanáticos de gran porte y brazos tatuados levantan los bombos con platillos. Otros apoyan sobre la boca las trompetas y trombones. Una señal de quien oficia de maestro de orquesta inicia la música. En cuestión de minutos son rodeados por varios cientos de hinchas, entre ellos mujeres y niños pequeños, que recitan de memoria las adaptaciones de la Escuela de Tablones de las melodías de Credence Clearwater Revival, Oasis, Enrique Iglesias y Maluma, entre otros. La escena bien podría coincidir con un recital. Pero sucede debajo de una de las tribunas del estadio Nuevo Gasómetro una hora antes del inicio del partido por liga.

Mientras en el vestuario los jugadores realizan movimientos per-competitivos, sus hinchas también alistan las gargantas. Antes memorizan las canciones que en los días previos circula por redes sociales y grupos de WhatsApp.

“Es como aprender la tabla del dos, la incorporás. Yo la llevo en el celular y la voy cantando. Me importa tres pitos (poco) lo que digan los demás”, relató Andrea Epifanio, una enfermera fanática del Ciclón.
En esa previa debajo de la tribuna “nos damos cuenta si la canción le gusta o no a la gente”, explicó Diego Jerkovic, otro miembro de la Escuela de Tablones. Admitió que menos del diez por ciento de los cánticos creados por ellos superan la prueba.

La violencia ha sido una sombra sobre el fútbol argentino en las últimas décadas. La lista de víctimas asciende a 323, según el registro de la organización no gubernamental Salvemos al Fútbol.

Las autoridades prohibieron en 2013 el ingreso de hinchas visitantes a los estadios, pero lejos de erradicar la violencia esta medida detonó internas en cada hinchada por el millonario botín que dejan los múltiples negocios relacionados al juego.

“Mientras algunos creen que son los depositarios de la pasión, que son los más hinchas, los barras para mí son mercaderes de esa pasión”, apuntó Gustavo Grabia, periodista especializado en la violencia en el fútbol. “Son gente que hace dinero a partir de una supuesta pasión por un equipo, pero que no tienen problema de perjudicarlo, forzar que se suspenda un partido si no consiguen lo que ellos quieren”.

Los barra-bravas usualmente manejan negocios ilegales como reventa de entradas, estacionamiento, el mercadeo, los puestos de comidas y bebidas en los estadios, dijo Grabia.

En este contexto, la Escuela de Tablones suscribe al lema “rivales, pero no enemigos”.

“No me metería en esto si fuera solamente para cantar que los vamos a correr o a matar. No tiene sentido. Esto es otra cosa”, aseguró Peljhan. “Que nos copien es el mejor elogio que nos pueden hacer”.