Periodismo de Impacto

Una ciudad suiza incita a sus habitantes a disminuir sus residuos

La ciudad de Carouge, en Suiza, realiza un experimento en el cual instructores ayudan a las familias a disminuir sus residuos incinerables en un 30% en tres años

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21.04.2019

GINEBRA,SUIZA.-La operación 'Carouge Cero Basura' tiene un título engañoso. Su objetivo es ambicioso pero no absoluto, ya que busca disminuir los residuos incinerables en un 30% en tres años. La ciudad de Carouge, en las afueras de Ginebra, espera convertirse así en la primera ciudad “cero basura” de Suiza. Desde el año pasado, los residentes asisten a talleres y reuniones para tratar diferentes temas, tales como los productos de limpieza y los alimentos.

Veinticinco son los hogares que tienen la oportunidad de beneficiarse de un entrenamiento personalizado, supervisados por voluntarios de la asociación Zero Waste Switzerland que han reducido ellos mismos sus residuos en al menos un 50%. En persona o por videoconferencia, las partes evaluaran el progreso realizado dos veces al mes, durante seis meses.

Los hogares participantes se reunieron por primera vez el pasado 15 de octubre. Mientras que varios niños coloreaban en el fondo de la habitación, Nicolas Walder, alcalde de Carouge (Les Verts, partido ecologista), les recordaba a los padres que hay 'una pequeña ventana de oportunidad en los próximos años para salvar nuestro planeta”. Los instructores, en su mayoría mujeres vestidas con camisetas marineras, se presentaban a las familias que les habían sido asignadas.

Dorinda Phillips, directora del proyecto de Zero Waste Switzerland, hace entonces una pregunta simple: '¿Cuánta basura generan?' Todo el mundo reflexiona antes de responder. Si bien es difícil estimar en kilos, el volumen de los envases ayuda: 'Una bolsa de 35 litros por semana', calcula uno de los hombre presentes. Los hogares tendrán que pesar sus residuos al principio y al final de la campaña para comprobar el progreso de la operación de coaching.

Los voluntarios insisten; la operación sólo puede funcionar si se modifica un hábito a la vez, cada uno a su propio ritmo.

Otra de las participantes de las familias, Stéphanie, de 51 años, es realista sobre sus capacidades: 'Compro fruta y verduras de la Union maraîchère [cooperativa agrícola de Ginebra], pero habría que dejar de trabajar para poder hacer todo casero, yogures para niños, y demás. Ahora estoy de baja, así que tengo tiempo para hacer pasteles. Pero cuando trabajo, el 150% del tiempo, hago las compras a último momento antes de que cierre la tienda y no presto tanta atención a lo que compro”, confía. Después de ver una película o de ir a una exposición sobre estos temas, 'estamos muy entusiasmados, pero después nos olvidamos”, dice.

Sofía, miembro de la asociación, da testimonio de su camino para motivar a los nuevos reclutas. Para ella, su detonante fue cuando la figura líder del movimiento cero basura, la escritora best-seller Bea Johnson, dio una conferencia en Ginebra hace dos años. 'Cambió mi vida”, asegura. “Era exactamente lo que quería, algo más auténtico. Una de sus frases me marcó mucho; dijo que había decidido vivir bajo el verbo ‘ser’ en lugar de bajo el verbo ‘tener’”. Concretamente, Sofía dice que ha disminuido su necesidad de ir de compras todos los sábados para concentrarse en lo esencial. 'Son gestos muy pequeños que requieren una reflexión intensa y constante. Al principio, se tantea', afirma.

Las familias reciben un kit de descubrimiento que consiste en un frasco de bicarbonato de sodio y una botella de vinagre para limpiar. 'Hay que mantenerlos separados porque cuando se almacenan juntos se convierten en agua, y lo que buscamos es el efecto de espuma que sólo aparece cuando se mezcla', explica Dorinda Phillips. Una esponja vegetal para lavar los platos, un jabón de limpieza 'que huele a limón' y otro para las manos hecho con leche de avena, de la fábrica de jabón Kaolin, de Ginebra. De ellos depende aprovecharlo al máximo.

Hélène ya ha aprendido a hacer su propio bálsamo labial y algunos productos para el hogar. Para el perfume del bálsamo, ese día eligió la menta, '¡destapará la nariz!' La mezcla se vierte en pequeños contenedores de aluminio reutilizables, y debe haber causado la alegría de mas de uno de sus allegados en Navidad.

Otra familia, entrevistada a mediados de enero, producía entre dos y tres kilos de basura incinerable por semana. 'Es difícil reducir más que eso. Nuestro récord fue de 500 gramos!', dice la madre, Nuria. La noche del reportaje, investigan el contenido de su tacho de basura, que tiene tres días de vida. Hay cartones de leche de avena. 'Estamos en una fase de transición. Cuando termine los que tengo, la haré yo misma', añade Nuria, 'sin embargo, el envase que por ahora no puedo evitar, es el de tofu.”

Este artículo se publica como parte de Earth Beats, una iniciativa internacional y colaborativa que reúne a 18 medios de comunicación de todo el mundo para centrarse en soluciones a los desechos y la contaminación.

'No son solo tres personas en sandalias Birkenstock'
El alcalde de Carouge, Nicolas Walder (Les Verts, partido ecologista), defiende la operación 'Cero Basura', y asegura haber vaciado sus alacenas y sentirse 'mucho más ligero'.

¿Cuál fue el origen de la operación?
Con motivo del décimo aniversario de la Agenda 21, nuestra ciudad lanzó una convocatoria de proyectos entre la población, ofreciendo 20.000 francos suizos [20.000 dólares] para ayudar a ponerla en marcha. Recibimos 17 proyectos y seleccionamos los tres más prometedores, entre ellos 'Cero Basura'.

¿Cómo fueron seleccionados?
La población tuvo la posibilidad de votar entre tres videos en nuestro sitio web. Los otros dos proyectos eran un festival agrícola de comercio justo y una tienda solidaria. 'Cero Basura' recibió más de 400 de un total de 1.000 votos. La tienda solidaria quedó en segundo lugar.

¿Cuál sería el impacto económico de la reducción de residuos en su ciudad?
El costo del tratamiento de los desechos incinerables es de aproximadamente 1,4 millones de francos. Si logramos nuestro objetivo de reducción del 30%, esperamos ahorrar unos 300.000 francos en costos de incineración, sin mencionar los efectos colaterales que esto tendría sobre los contenedores de basura de la calle. Los costos de la operación son extremadamente bajos, inferiores a 50.000 francos, y el cantón aporta 14.000 francos.

¿Es el coaching un apoyo práctico necesario?
Tenemos la suerte de contar con una sociedad civil muy motivada; nosotros les damos el primer empujoncito. Es interesante ver cuáles serán los obstáculos, y sirve de ejemplo para el resto de la población. Hay un aspecto extremadamente lúdico; una vez que se entra en el juego, siempre se quiere ir más allá.

¿Es una moda que perdurará?
Preguntarse sobre la cantidad de consumo personal es parte del espíritu de nuestra época. Cuando voy por ahí con una bolsa de plástico, los ciudadanos me dicen, 'Eso no es muy ‘cero basura’”. Es importante que lo noten. La idea es que a las personas les quemen los dedos un poco cada vez que tengan una bolsa de plástico en las manos. No añade una prohibición a los que no quieren participar, es una presión simbólica.

Usted habla del problema que suponen los pedidos a domicilio
Sí, porque en este caso, la red encargada de la recogida de los embalajes, Sagex, es gratuita para los ciudadanos. Generalmente, cuando un negocio físico recibe una entrega, tiene que pagar para deshacerse del embalaje. Por eso le pedí a la ciudad de Berna que se asegurase de que se aplicaran tasas de contaminación al remitente.

¿'Cero Basura' está reservado a los ultra-militantes?
No, en absoluto. No son tres personas en sandalias Birkenstock viviendo en una cueva. Algunos de los participantes trabajan en el sector financiero.

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