Periodismo de Impacto

Erradicando el sexismo de las escuelas

Este es solo uno de una larga serie de programas que han surgido en todo Estados Unidos desde principios de la década de 2000

15.06.2018

En una helada mañana en Madison, Wisconsin, la escarcha bordea las ventanas y Erin Vogel lee en voz alta a su clase de segundo grado de la Escuela Primaria Crestwood.

La historia trata sobre Rojo, un crayón confuso cuyo nombre no coincide con su color real: todo lo que dibuja sale azul. 'Era rojo', dice la Sra. Vogel, 'pero no era muy bueno en eso'. Se vuelve hacia sus alumnos, sentados sobre coloridas esterillas en el suelo del aula, y les pregunta de qué piensan que trata la historia. 'Trata de que no importa quién eres por fuera', dice Kate, una alumna. 'Si ven que es rojo, pero que realmente pinta azul, entonces solo tienen que pensar, ‘Bueno, él es diferente’'.

Esta es una conversación usual, parte de una amplia iniciativa por parte del Distrito Escolar Metropolitano de Madison, para combatir la intimidación y el acoso fomentando la empatía y la inclusión.

Y no son los únicos. Madison forma parte de un abanico de esfuerzos de escuelas de todo Estados Unidos, grandes y pequeñas, para erradicar el sexismo antes de que se arraigue y se manifieste en los puestos de trabajo, y para prevenir el abuso o la violencia doméstica, en pleno auge del movimiento #MeToo.

Hay muchos países, sin duda, donde tales esfuerzos serían culturalmente inapropiados, incluso ilegales. Parte del trabajo en la educación de género todavía irrita a algunos padres, preocupados porque las agendas liberales se cuelen en las aulas. Sin embargo, existe una creciente evidencia de que estos tipos de lecciones formales en las escuelas, en las que los maestros están entrenados para reconocer y contrarrestar los viejos patrones de pensamiento, pueden ayudar a cambiar la forma en que toda una nueva generación de jóvenes se trata entre sí.

'Estos niños están creciendo con la conciencia de que existe un desequilibrio de poder en nuestra sociedad, y se enfrentan al desafío de descubrirlo y analizarlo', dice Joshua Forehand, director de la Escuela Comunitaria Nuestro Mundo, un centro de primaria en Wisconsin que ha introducido debates sobre género e identidad en su plan escolar.

En todo el país, cada vez más escuelas incorporan a sus enseñanzas temas sobre la igualdad de género en la educación primaria, cuando comienzan las materias más importantes. La idea es dar a los estudiantes la oportunidad de pensar en la inclusión y la diversidad a medida que aprenden a leer, escribir y resolver problemas matemáticos.

Una herramienta fundamental para el trabajo del Distrito Escolar de Madison es Welcoming Schools, un programa de la Fundación Human Rights Campaign. Comenzó como una respuesta a las necesidades de los estudiantes transgénero y los estudiantes que no se identifican exclusivamente como hombres o mujeres. Ahora su objetivo es abordar temas más amplios, como la igualdad y la tolerancia de todos los géneros.

Este es solo uno de una larga serie de programas que han surgido en todo Estados Unidos desde principios de la década de 2000.

Algunos de ellos, como Expect Respect, de la SAFE Aliance de Austin, Texas, comenzaron como grupos de apoyo para estudiantes que sufrieron violencia en el hogar y entre compañeros, o relaciones abusivas. Otros, incluido Coaching Boys Into Men, que comenzó en el área de la Bahía de California, se centran en criar a niños compasivos y en redefinir la masculinidad.

Los educadores sostienen que los programas están teniendo efecto. 'Estamos criando una generación de niños que ven a las niñas como iguales', dice Erin Vogel, la maestra de segundo grado. 'Y esperamos que se conviertan en hombres que entiendan que las mujeres tienen los mismos derechos y merecen el mismo respeto que ellos'.

La evidencia de su éxito va más allá de lo anecdótico. Programas como Welcoming Schools tienen por base una premisa científica: existe una correlación entre el acoso o bullying a una edad temprana -especialmente basado en el género- y el acoso sexual en la adolescencia y la adultez. En 2003, una evaluación del proyecto Expect Respect Elementary School descubrió que los estudiantes que participaban en juegos de roles y en los debates de clase podían identificar con mayor precisión que sus compañeros el aspecto del acoso sexual. El programa también generó conciencia y, lo que es más importante, cambió las expectativas sobre las respuestas a los matones y al acoso.

Pero muchos programas de diversidad y tolerancia, incluido Welcoming Schools, se han topado con cierta resistencia, especialmente en temas como los padres del mismo sexo.

En octubre, una escuela de secundaria de Atlanta se enfrentó a duras críticas después de que los padres se enteraran de que los estudiantes de sexto grado habían sido interrogados sobre su identidad sexual. Un maestro de una escuela secundaria de Cambridge, Nueva York, fue suspendido en noviembre por distribuir folletos sobre sexualidad y género.

'Algunos padres no quieren que sus hijos, estudiantes de primer y segundo grado, vuelvan a casa diciendo que las personas pueden tener estructuras familiares diferentes', señala Dorothy Espelage, profesora de psicología de la Universidad de Florida. Aun así, cree que los educadores deberían llegar a los estudiantes lo más pronto posible, siempre en un clima de respeto. 'Quieres comenzar esta conversación en el jardín de infancia', añade, 'pero tiene que plantearse de forma delicada'.

En última instancia, prevenir no se trata de proteger a la víctima o castigar al culpable, sino de empoderar a la sociedad para que reconozca el problema. 'Los estudiantes de los grupos de intervención se sintieron más capacitados para hacer algo contra el acoso sexual', dice Barri Rosenbluth, una trabajadora social que llevó a cabo el estudio del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) sobre prevención del acoso. 'Ese es el verdadero factor de cambio: los espectadores valientes'.