Marruecos
Tiene tanto éxito que está luchando para satisfacer la demanda. La asociación Amal para las Artes Culinarias, con sede en Marrakech, ofrece a las mujeres marroquíes de entre 18 y 35 años en situación de precariedad la oportunidad de aprender el negocio de la restauración y de obtener experiencia práctica en el restaurante de la asociación, antes de encontrarles trabajo a través de su red de asociados.
Amal ('esperanza' en árabe) ayuda a sus beneficiarias a lograr la independencia financiera en un país donde las mujeres son las más afectadas por el desempleo.
Hoy, la asociación es víctima de su propio éxito y no tiene suficientes aprendices preparadas para cubrir todos los puestos que los posibles empleadores ofrecen.
Aquí, teoría y práctica van de la mano, ya que todo se lleva a cabo en el restaurante de la asociación, abierto al público, que recibe a unos 100 comensales para almorzar y cenar.
Las aprendices manejan la cocina, atienden las mesas, se encargan del mantenimiento y gestionan las finanzas.
Desde el lanzamiento del programa en 2013, alrededor de 200 mujeres han asistido a los cursos.
La mayoría de ellas han encontrado empleo gracias a los colaboradores de la asociación. Para la fundadora de Amal, Nora Belahcen Fitzgerald, la apertura de este restaurante fue una forma de luchar contra la inseguridad económica a la que se enfrentan las mujeres en Marruecos. 'Nunca imaginé que tendría tanto éxito', dice.
Actualmente, la asociación hierve de ideas para nuevos proyectos. ' La versión 2.0 de Amal será una plataforma para acompañar a las mujeres en el camino hacia la iniciativa empresarial, con negocios comunitarios', concluye.
Tiene tanto éxito que está luchando para satisfacer la demanda. La asociación Amal para las Artes Culinarias, con sede en Marrakech, ofrece a las mujeres marroquíes de entre 18 y 35 años en situación de precariedad la oportunidad de aprender el negocio de la restauración y de obtener experiencia práctica en el restaurante de la asociación, antes de encontrarles trabajo a través de su red de asociados.
Amal ('esperanza' en árabe) ayuda a sus beneficiarias a lograr la independencia financiera en un país donde las mujeres son las más afectadas por el desempleo.
Hoy, la asociación es víctima de su propio éxito y no tiene suficientes aprendices preparadas para cubrir todos los puestos que los posibles empleadores ofrecen.
Aquí, teoría y práctica van de la mano, ya que todo se lleva a cabo en el restaurante de la asociación, abierto al público, que recibe a unos 100 comensales para almorzar y cenar.
Las aprendices manejan la cocina, atienden las mesas, se encargan del mantenimiento y gestionan las finanzas.
Desde el lanzamiento del programa en 2013, alrededor de 200 mujeres han asistido a los cursos.
La mayoría de ellas han encontrado empleo gracias a los colaboradores de la asociación. Para la fundadora de Amal, Nora Belahcen Fitzgerald, la apertura de este restaurante fue una forma de luchar contra la inseguridad económica a la que se enfrentan las mujeres en Marruecos. 'Nunca imaginé que tendría tanto éxito', dice.
Actualmente, la asociación hierve de ideas para nuevos proyectos. ' La versión 2.0 de Amal será una plataforma para acompañar a las mujeres en el camino hacia la iniciativa empresarial, con negocios comunitarios', concluye.
