Coronavirus

Doctores y enfermeras: El ejército de uniforme blanco que lucha contra el coronavirus en Honduras

No todo ha sido gratitud. 'Hay compañeras que las están corriendo de algunos apartamentos porque dicen van a ir a contagiar al resto de inquilinos', denunció el presidente de enfermeras auxiliares
11.04.2020

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Un ejército blanco de 8,800 enfermeras y enfermeros auxiliares y profesionales se juegan la vida en la primera línea de combate al coronavirus, un enemigo invisible que amenaza la vida de 9.2 millones de hondureños.

Este personal sanitario, como una avanzada, actúa en el frente identificando a los portadores del letal virus, es respaldado por un regimiento de 2,500 médicos, que también laboran para el sistema público y que a diario tratan de liquidar al virus, utilizando cuatro tratamientos.

Como en toda guerra, los combatientes muestran miedo y cansancio, pero nadie da un paso hacia atrás con el fin de proteger a un pueblo que todavía no toma conciencia del peligro de aniquilamiento al que se exponen de llegar a ser contagiado por el Covid-19.

Para evitar la expansión del coronavirus, este ejército de guerreros pide apoyo de la sociedad, solicitándole que nadie salga de casa para evitar más contagios, que el gobierno les abastezca continuamente del equipo de bioseguridad y de aparatos médicos para tratar a los enfermos y que sea más enérgico con las medidas de control de la población.

La pandemia del coronavirus hasta este sábado 11 de abril ya había infectado a 1.7 millones de personas y causado más de 100,000 muertes en el mundo. En Honduras fue detectado el 11 de marzo, luego del ingreso el 4 de marzo de una mujer procedente de España.

Tras detectarse el primer caso, el gobierno declaró emergencia sanitaria en todo el país y el débil sistema de salud entró en apuros. Descuidado por muchos años, el Poder Ejecutivo empezó a fortalecerlo, en medio del cuestionamiento por la transparencia en las compras del equipo médico y de bioseguridad.

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El sistema sanitario público tiene 20 regiones de Salud, 18 departamentales y dos metropolitanas, con 1,637 establecimientos.

La red en su nivel primario cuenta con 1,078 Centros de Salud Rural (Cesar), 436 Centros de Salud con Médico y Odontólogo (Cesamo), 74 clínicas materno infantil, tres Clínicas de Emergencia Periférica (Cliper) y 15 Centros Escolares Odontológicos, mientras que el segundo nivel posee 31 hospitales públicos, clasificados de acuerdo con la complejidad de enfermedades que atienden.

Estos centros asistenciales, que siempre ha carecido de medicamentos, logística e insumos y de un mayor recurso humano, actualmente cuentan con unos 2,500 médicos -generales y especialistas-, unas 2,000 enfermeras profesionales y 6,800 enfermeras y enfermeros auxiliares.

Esta es la milicia sanitaria que tiene la Secretaria de Salud (Sesal) para hacerle frente a la pandemia.

Riesgo

Josué Orellana, presidente de la Asociación Nacional de Enfermeras Auxiliares de Honduras (ANEAH), explicó que para el personal de enfermería existen dos momentos exposición al virus.

Una se da en el primer nivel, en los centros de salud del país, donde cada una de las aproximadamente mil instalaciones de este tipo son atendidas por una enfermera o enfermero.

“En esta primera línea de atención, somos los que captamos al paciente, lo recibimos, le tomamos los signos vitales, lo pesamos. En unos mil centros de salud hacemos el papel de médico, le damos la consulta, le prescribimos el medicamento y se lo entregamos, si tiene que remitirse a otro centro asistencial se hace. Eso es una primera fase, pero a nosotros también nos toca la prevención yendo de casa en casa, aplicando vacunas, inyecciones y llevando todos los programas de salud”, expuso.

La segunda línea de atención y exposición se da en los hospitales, donde las enfermeras son las que reciben al paciente desde el momento en que este llega a sala de triaje -sala de captación-, lo valora, le toma los signos vitales, reporta la temperatura y realiza todo un proceso, luego lo pasa al médico.

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La atención sigue de acuerdo con la orden que va dando el médico. “Tiene que extraer las pruebas de sangre, llevarlas al laboratorio, si hay que llevar el paciente a rayos x, si tiene que canalizarlo, si tiene que ponerle suero, inyectarlo, la enfermera auxiliar, o la profesional a cargo de una unidad debe hacerlo”.

Con la persona hospitalizada, los auxiliares de enfermería tienen que seguirle un procedimiento 24-7 (24 horas del día durante los siete días de la semana). Continuamente tiene que evaluar los signos vitales del enfermo, reportar su evolución. “Es un trabajo muy noble, salvando vidas”, dijo Orellana.

Explicó que para atender a los pacientes sospechosos de coronavirus, se montaron las salas de triaje, que son como un filtro. “Si usted llega a una institución hospitalaria o a una clínica de emergencia, en esa sala de triaje las enfermeras le van a tomar la temperatura, el peso, los signos vitales y se va determinado si tiene algún tipo de sintomatología de coronavirus, entonces se detecta como paciente sospechoso”.

En algunos hospitales de Honduras hay salas de aislamiento con médicos, licenciadas en enfermería y auxiliares en enfermería, ahí se le da la atención correspondiente.

Si por sus síntomas el paciente merece que se ingrese porque está descompensado, se ingresa; y si se valora que no tiene ningún tipo de complicaciones no se arriesga y se manda a su casa, se aísla, y ahí se le hace un cerco epidemiológico para que no tenga contacto con ningún familiar.

El cerco epidemiológico puede ser en toda una cuadra, en todo un barrio; y a la población del sector se le mantiene en una cuarentena para que al final no haya ninguna proliferación del virus.



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Gratitud e ingratitud

Aunque la mayoría de los hondureños reconocen con gratitud a cada uno de estas uniformadas y uniformados de blanco, que a diario se expone al contagio del coronavirus para salvar la vida de otros, hay personas de la sociedad hondureña que no valoran su lucha y no los tratan con el respeto que se merecen.

Tanto Orellana, por parte de las enfermeras auxiliares; como Nidia Gómez, presidenta de las enfermeras profesionales, lamentaron el maltrato que reciben algunas enfermeras en su camino a casa, en los lugares donde viven e incluso dentro de su misma familia.

Hace unos días, una enfermera- de esas que no tienen transporte para que las vayan a dejar a casa- casi es linchada cuando intentaba llegar a su casa. Esto ocurrió en Francisco Morazán. En un retén puesto por los pobladores fue agredida verbal y físicamente por sus propios vecinos, a tal extremo que tuvo que intervenir la Policía.

Igual sucedió en San Pedro Sula, donde a una licenciada en enfermería que vivía con unos familiares fue expulsada por sus propios parientes, bajo la excusa que por trabajar en un hospital podría estar contagiada y que era una amenaza para los demás. La enfermera tuvo que alquilar un apartamento para no quedar en la calle.

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“Tenemos compañeras en San Pedro Sula que las están corriendo de algunos apartamentos porque dicen que las compañeras van a ir a contagiar al resto de inquilinos. Además, en la calle hay gente irresponsable, grosera, que les gritan enfermeras Covid. Eso es discriminación, le exijo respeto al pueblo hondureño, porque nosotros solo estamos salvando vidas”, dijo Orellana.

Por otro lado, sostuvo que en la mayoría del personal de enfermería hay un buen estado de ánimo, aunque también ha visto cara de enfermeras con pánico escénico, “porque hay algunos directores de regiones y hospitales que nos les interesa la vida de nuestras compañeras y las tienen expuestas sin el equipo de protección correspondiente”.

“Hay denuncias de que algunos directores ni en la sala de triaje, que es donde se hace la captación de todos los pacientes, para identificar si hay sospechosos de Covid, ni ahí les quieren dar la protección, pero que a los médicos si los tienen con toda la protección correspondiente”, denunció.

Reiteró que “a nuestras enfermeras y enfermeros los están discriminando. Vamos a investigar varias denuncias y si son ciertas iremos a denunciarlos al Comisionado Nacional de los Derechos Humanos con nombre y apellido”, advirtió el presidente de la ANEAH.

Orellana aseguró que hay cansancio en cierto personal de enfermería, porque en algunos hospitales hay enfermeras que trabajan 24 horas continuas. Las han puesto a turnar innecesariamente porque todavía no tenemos casos de Covid-19 en esos lugares.

“Quemar al personal y cuando llegue el pico de la crisis tenerlo cansado, es irracional”, calificó.

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Pruebas

El presidente del gremio de enfermeras agradeció a la ministra de salud Alba Consuelo Flores porque giró una instrucción precisa a las regionales para que a la enfermera y al enfermero se le respete y trate como corresponde, además instruyó a la directora regional de San Pedro Sula para que le hicieran todos los exámenes a las compañeras de la zona norte y todas resultaron negativas.

Explicó que 70 enfermeras estaban aisladas porque tuvieron contacto, sin mayor protección, con un paciente que llegó al establecimiento por otra patología, pero dio positivo de coronavirus.

“Ya se empezaron a aplicar las pruebas rápidas y se las hicieron a las compañeras de la zona norte y todas resultaron negativas y el próximo lunes ellas se reincorporan a la lucha”, sostuvo.

“El personal de salud necesita una inyección de ánimo en estos momentos que estamos asustados, preocupados, alarmados, pero aquí seguimos al pie de la batalla porque esta guerra la vamos a ganar”, dijo Orellana con mucho optimismo.

En ese mismo sentido, Gómez, presidenta de las enfermeras profesionales, pidió a la Secretaría de Salud que ahora que vinieron al país las pruebas rápidas se le debe aplicar a todo el personal de enfermería para ver si no está contagiado ya que son los que están en la primera línea. Esto permitirá atenderlos oportunamente a las o los que den positivo.

Gómez advirtió que si el personal de salud cae en la lucha sin ser atendido, posteriormente todo un pueblo quedará a expensas de un virus, que cada hora amenaza con volverse más fuerte.

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La representante de las enfermeras profesionales también se quejó de que solo le dan material de bioseguridad a los médicos.

“Yo lo entiendo, son compañeros de trabajo y tienen que estar protegidos; pero el que se queda con el paciente las 24 horas del día durante los siete días de la semana es el personal de enfermería, el cual necesita estar más protegidas que nadie, pero que no les den material o insumos que no son los adecuados, tiene que ser el material idóneo para que no se contagien. Me han reportado que no les están dando suficiente”, deploró.

Capacidad

Las licenciadas en enfermería desempeñan cuatro papeles en el área de la salud: están las enfermeras que investigan, vinculadas con la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) y con la misma Secretaría de Salud; así como las que laboran en la docencia -suspendida por la crisis-.

También las que trabajan en la parte administrativa, programando lineamientos, planes operativos, y quienes laboran en el área de atención directa del paciente en hospitales, centros de centros de salud y otras áreas de referencia.

En esta crisis, explicó Gómez, a estas profesionales les toca el equipamiento de los servicios, distribución de medicamentos en cada una de las salas, asignación de insumo para las medidas de bioseguridad (parte administrativa); pero si ya le toca la parte crítica, emergencia o cuidados intensivos, ahí la enfermera está dando la atención directa, junto con las auxiliares de enfermería.

A nivel general, el país cuenta con 5,591 enfermeras profesionales, pero solo unas dos mil laboran para el sistema público, el resto trabaja en hospitales privados y otra gran cantidad está sin empleo, a estas se les está buscando oportunidades en otros países, sostuvo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) decreto el 2020 como el Año de la Enfermería “y que año el que nos tocó. Pero la crisis hay que transformarla en una oportunidad, que a la enfermería le den el reconocimiento”, añadió Gómez.

Honduras posee el recurso humano para volver más fuerte el frente de batalla contra el coronavirus, por un lado, unas cuatro mil enfermeras profesionales están subempleadas o desempleadas, por otro lado, el Colegio Médico de Honduras (CMH) registra 16,000 médicos, de ellos solo 2,500 trabajan en el sistema sanitario público.

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