Coronavirus

¿Aguantarán los hondureños la cuarentena hasta controlar el coronavirus?  

Hasta el escenario más alentador suena lejano: una vacuna dentro de un año. Y esto nadie lo sabe
30.03.2020

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- ¿Cuál va a ser el impacto en la salud y en la economía de Honduras hasta que se tenga acceso a una vacuna -en proceso de elaboración- contra el nuevo coronavirus?

Hasta el mejor escenario suena lejano: al menos un año para la inmunización o cura contra el Covid-19, o hasta que las autoridades sanitarias controlen los contagios usando el confinamiento de la población. Esto nadie lo sabe.

Igual, ni gobernantes, ni médicos, ni economistas, ni sociólogos se atreven a decir cuánto va a durar el aislamiento de las personas en sus casas, o si realmente la gente va a resistir el encierro en medio de muchas carencias de alimentos y hasta de agua potable.

El panorama no es alentador y así lo ha dejado ver el presidente Juan Orlando Hernández al decir que lo peor está por venir. El comportamiento de muchos hondureños que se resisten a respetar la cuarentena también es desmoralizador, asimismo el acceso a una pronta inmunización tampoco infunde aliento.

El virus que ya azota con rudeza la economía de Honduras también amenaza severamente la salud y la vida de miles de hondureños, al extremo de una debacle muy dolorosa.

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Jennifer Zaldaña es una microempresaria capitalina muy preocupada no solo por el impacto económico que está deja la pandemia, sino también por la responsabilidad que tiene de velar por la protección de su familia.

“Estoy nerviosa por tanto compromiso (económico). Pero tampoco voy a exponer a mis hijos y a los empleados”, dijo Zaldaña, quien venía dando empleo a siete personas. 'Esto está difícil, solo abrí el primer lunes (23 de marzo) y como andaban policías y por miedo a contagiarme, cerré'.

Ella pidió al gobierno que no le regalen nada a los microempresarios “pero que sí nos exoneren o bajen los impuestos, que los pagos a los servicios públicos se rebajen por lo menos hasta que nos estabilicemos, o que haya algún tipo de préstamos a bajos intereses”.

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Alimentos para la gente

Por su parte, Martha María Salgado, directora de la Red de Microfinancieras de Honduras (Redmicroh), afirmó que los próximos días serán muy críticos. “Recuerde que la microempresa es una unidad productiva que generalmente va produciendo y consumiendo al día, eso significa que no hay acumulación para el ahorro”.

Explicó que la mayoría de estos negocios actualmente están cerrados y los trabajadores que poseen fueron enviados a sus casas y, al no tener un salario, se colocan en una situación muy vulnerable, junto a su familia a la cual tienen que alimentar.

“Si bien es cierto que es una medida de urgencia permanecer en casa, por otro lado los programas de alivio que tiene el gobierno como la bolsa solidaria deberían estar en la calle entregándose', sentenció

La explicación es simple para Salgado: 'Los hijos de estas personas no entienden el hecho de que no haya nada en la casa, ellos solo entienden que tienen que comer y eso vuelve compleja la situación”.

El Poder Ejecutivo debería estar llevando alimentos a la población más afectada por el confinamiento y cierre de empresas, como una actividad paralela a lo que están haciendo los servicios sanitarios. Si se trata de ganar tiempo hasta que haya una vacuna, no vamos aguantar ni tres meses porque las personas ya no van a tener que comer, reflexionó Salgado.

La directora de la Redmicroh pidió también al gobierno establecer una verdadera estrategia de lucha contra el Covid-19, comenzando por ordenar que a los proveedores de alimentos no se les detenga en ningún puesto de control, pero que se les obligue a realizar un abastecimiento del mercado siguiendo las medidas de prevención.

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Preocupación

Ante la falta de un medicamento efectivo contra el coronavirus, el cierre de negocios y el aislamiento son actualmente la única medida que la humanidad ha encontrado para evitar la expansión del Covid-19, que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya deja en el planeta más de 780,000 infectados y arriba de 37,000 muertos al 30 de marzo.

Honduras, uno de los países más pobres de América y con un enorme vicio de corrupción en la administración pública, hoy enfrenta uno de los desafíos para el cual nunca se preparó. Su débil sistema sanitario, que ya confirmó 141 casos de contagio al 30 de marzo, actualmente hace lo que puede para detener la patología.

El virus podría encontrar una tierra fértil en una pobreza que alcanza al 66 por ciento de la población.

La desobediencia de las personas con muy poca educación y conciencia sobre el peligro del coronavirus, aunado a la desesperación de miles de personas que a diario salen a los mercados a buscar alimento -ignorando el toque de queda ordenado por el gobierno- no proyecta una estrategia sólida de lucha contra el mal.

Tras recordar como un día la gente se aglomeró en el mercado Zonal Belén, de Comayaguela, que abrió sus puertas desafiando el toque de queda impuesto por las autoridades, el epidemiólogo e infectólogo Tito Alvarado pidió encarecidamente al gobierno que utilice al Ejército y su logística para repartirle alimentos a las personas y así obligarlas a permanecer en casa mientras se erradican los focos de infección del coronavirus.

“Estamos en una emergencia nacional, por qué el presidente (Juan Orlando Hernández) no ordena que se utilicen todos los camiones del Ejército, para que la gente de Banasupro reparta las bolsas de alimentos en los barrios, colonias y aldeas”, cuestionó.

Explicó que la epidemia está en ascenso, “estamos iniciando la curva y tratando de que eso no ocurra, tratando de que la gente no salga de casa, pero en nuestro país es casi imposible controlar esas turbas de subsistencia, son gente que no pueden comer porque no tienen el alimento diario, y compran todos los días'.

'Ese el precio que estamos pagando por tener postergada la salud y educación de la población”, lamentó.

Describió que la expansión del virus se está acelerando estrepitosamente, tardó 67 días para llegar a los cien mil casos, tardó once días para llegar a los 300,000, tardó cuatro días para llegar casi el medio millón de personas.

“Si continúan esos desórdenes, esa gente que no hace caso, esto va a ser grave, porque es una enfermedad sumamente transmisible de persona a persona”, añadió.

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Curva en aumento

“Espero que la Semana Santa el gobierno no vaya a cometer el error de dejar que salga la gente porque eso si será catastrófico”, proyectó el epidemiólogo, quien participó en el desarrollo de una plataforma de navegación y posicionamiento vía satélite (GPS) para controlar la expansión del virus.

Finalmente, el gobierno extendió las medidas de confinamiento hasta el 12 de abril, por ende, bloqueó las salidas de Semana Santa, a desarrollarse en la segunda semana de abril.

El coronavirus está en el país, su curva va en ascenso. Nadie sabe el pico que alcanzará y cuánta destrucción económica y muertes dejará; éstas serán víctimas a las que el virus les negará el derecho a una honra fúnebre, a los abrazos de despedida de sus seres queridos, permitiéndoles solamente un llanto lejano.