Entretenimiento

Dios negro

Albany Flores Garca comparte la historia de Wafien, quien quiere conservar las creencias de sus antepasados

03.04.2019

Tegucigalpa, Honduras
Los negros del Caribe llegaron a tierras hondureñas a finales del siglo XVIII, cuando todavía los piratas ingleses, holandeses y franceses merodeaban por los mares y los pueblos costeros del Atlántico. Honduras es una nación negra, no sólo por la enorme riqueza cultural de la negritud, sino porque, “quien diga que no es afrodescendiente, es porque no nació en este planeta”.

Dios es negro. Tan negro como el principio de los tiempos, como la vida de los hombres antes de la manipulación del fuego, como la Eva mitocondrial de la ciencia, como los antiguos habitantes del planeta en la tierra de Kush. “Dios negro” es el brevísimo relato de Xiomara Cacho sobre Wafien, un niño garífuna que vive en Roatán, que observa a los turistas extranjeros disfrutar de los lugares en su isla a los que él y su familia (que han vivido allí por dos siglos) no pueden asistir.

Una mañana, su maestra le pide que dibuje algo que venga desde lo más profundo de su ser, y él dibuja un dios negro. Al ver el dibujo, la maestra se escandaliza y le recrimina, pero Wafien responde que lo ha hecho así porque sueña, desde lo más profundo de su corazón, con un dios negro que lo salve de toda la injusticia. Él quiere un dios negro, como el dios de su madre y sus antepasados.

El relato de Cacho sorprende por su sencillez narrativa —desprendida de toda ambición estética—, pero golpea de pronto cuando el lector comprende que, lejos de una fábula cualquiera, la historia es un testimonio de la lucha de su etnia por preservar sus territorios, su cultura y sus creencias.

La historia de Wafien es una metáfora, un recurso literario para denunciar el despojo sistemático de los derechos fundamentales de la negritud, el desplazamiento social y cultural de sus comunidades, y la imposición estatal que busca convertir sus poblaciones en lugares de recreo para los turistas. Al dibujar un dios negro, Wafien quiere conservar las creencias de sus antepasados, así como sus mayores luchas por conservar sus tierras ancestrales, para que otros niños como él puedan dibujar a su dios negro.