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Anne Hathaway: 'Quiero que todo salga más rápido, el trabajo ya no significa todo para mí”

La ganadora del Oscar habla del precio de la fama, su debut como madre y cómo afrontó el ganar un premio de la Academia por “Los miserables”

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18.02.2017

Toronto, Canadá
La cantidad de fans esperando detrás de un enrejado estratégicamente instalado en la puerta del 11 Duncan Street en Toronto, dan una idea de la fama que tiene Anne Hathaway.

Los gritos son instantáneos al verla llegar en una camioneta con vidrios polarizados y los infaltables “hombres de negro” guardaespaldas que le abren camino al entrar.

Pero ella ni siquiera les hace caso y es la primera en apartar a los guardaespaldas para saludar admiradores, sacando algunas selfies o firmando los eternos autógrafos que se llevan el mejor recuerdo de su fama. Y a puertas cerradas, con un clima mucho más calmado y en un gigante loft del segundo piso, pudimos entrevistarla en exclusiva.

¿Alguna vez te sentiste incómoda en medio de tanta fama y popularidad?
Cuando gané el Oscar me sentí muy incómoda. Y no por eso, sino porque todavía lo estaba procesando... A veces hacemos cosas que no tienen sentido y otras veces ciertas cosas se quedan en nosotros durante un tiempo largo.

Quiero decir que yo había perdido la razón haciendo esa película y todavía no había vuelto a mi realidad. Y después, al tener que pararme en frente de tanta gente sentí una felicidad para nada complicada. Parece obvio, porque había ganado un Oscar y se suponía que tenía que estar feliz. Pero yo no me sentí así.

Me sentí extraña. Sentí que estaba mal pararme ahí, con un vestido que había costado mucho más de lo que la gente puede ver en toda su vida, con tantas joyas.

Y al ganar el premio sentí lo mismo, porque en “Los miserables” había interpretado el dolor que todavía sigue siendo parte de nuestra experiencia colectiva como seres humanos y no tuve el coraje de decir que no me sentía cómoda.

Traté de pretender que estaba feliz. Esa es la verdad. Eso es lo que pasó. Pero estoy contenta que haya pasado, porque aprendí lo que se siente estar adentro de una pecera. Es horrible. Pero también aprendí que tampoco nos morimos de vergüenza y después de un tiempo, todo pasa.

¿Quiere decir que no te gustaría experimentar el Oscar 20 veces, como Meryl Streep (19, en realidad)?

No creo que pueda repetirlo 20 veces porque no soy Meryl Streep. Pero eso no es lo que importa y no le echo la culpa al Oscar.

Tampoco le echo la culpa al vestido que costó tanto, ni el valor de las joyas. La culpa fue mía, por no tener la gracia de Lupita Nyong’o cuando ella ganó el Oscar y dijo que tanta alegría personal la consiguió con el sufrimiento de tanta gente. Eso es tener gracia.

De la misma forma que el Oscar te afectó tanto,
¿qué clase de efecto crees que pueda tener tu fama con tu hijo?

Las madres no tienen ninguna influencia en los hijos. No, no, no, creo que te equivocas, las nannies los influencian mucho más. (Risas).

Mi hijo va a ser el que me diga en el futuro el efecto que yo tuve con él. Espero tener todos los efectos que los padres queremos tener en nuestros hijos. Espero poder criarlo para ser él mismo.

¿Y qué efectos tuvo él en tu caso?
Una completa regeneración celular. No hay nada que no haya cambiado, pero tampoco quiero entrar en detalles porque me di cuenta que los que tienen hijos ya lo saben y a los que no tienen hijos no les importa.

¿Cambió en algo tu forma de pensar en el trabajo?
Ya no insisto tanto. Si la filmación de alguna escena lleva mucho tiempo, si veo que algo empieza a ser más lento, enseguida trato de ayudar, antes de que se vaya la luz.

Siento que ahora quiero que todo salga mucho más rápido, más fácil, más placentero y tan positivo como se pueda, para poder volver rápido a casa, porque el trabajo ya no significa todo para mí.