Un hombre se mostró sorprendido cuando su esposa, a quien él había enviado a matar cinco días antes, apareció en su propio funeral.
Según la versión de la mujer, su marido con quien compartió diez años de su vida, reaccionó horrorizado al ponérsele enfrente al grado que le preguntó si en verdad era ella o eran sus ojos que le fallaban.
“¿Son mis ojos? ¿Es un fantasma?”, atinó a preguntar.
No lo era. Tenía delante de sí a Noela Rukundo, su esposa a quien Balenga Kalala pagó para que la asesinaran.
Al ver a la mujer, el sorprendido hombre le pidió disculpa pero ya era demasiado tarde. “Lo siento por todo”, dijo. El hecho ocurrió el 22 de febrero de 2015 en la ciudad australiana de Melbourne.
Cinco días antes la pareja se encontraba en Burundi, donde nació Rukundo, asistiendo al funeral de su madrastra. Al regresar sola a la habitación de un hotel en la capital Bujumbura, la mujer recibió una llamada de Kalala, sugiriéndole que saliera a tomar aire fresco.
Así lo hizo, pero tan pronto salió de la habitación se vio frente al cañón imponente de una pistola. Un hombre le vendó los ojos, la metió en un auto, que condujo por cerca de una interminable hora, rumbo hacia lo desconocido.
En el camino, sus secuestradores le preguntaron: “Mujer ¿Qué hiciste para que este hombre nos pagara para matarte?“.
'¿De qué estás hablando?”, le preguntó Rukundo.
“Balenga nos envió a matarte”, reveló el verdugo.
Como no podía creerlo, oyó cómo marcaban un número y reconoció de inmediato la voz que ordenaba: “Mátenla”.
De golpe la buena mujer perdió el conocimiento. Cuando despertó, estaba en un edificio desconocido rodeada por sus secuestradores, quienes le explicaron que no iban a matarla porque conocían a su hermano.
“Queremos que regreses, para que les digas a otras mujeres estúpidas qué pasó”, le dijeron.
