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Arzú y Lara unidos en 'Simbiosis'

La Catedral de Casa Quinchon reúne el nuevo proyecto pictórico de los artistas, que en un solo lienzo presentan su universo abstracto y figurativo

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03.12.2019

Tegucigalpa, Honduras
En una histórica exposición, Santos Arzú Quioto y Armando Lara, tras más de una década de haber concebido esta idea, finalmente mostraron al público “Simbiosis, interacción lúdica”.

Más de 500 personas asistieron a la apertura de esta muestra en La Catedral, de Casa Quinchon, donde las obras de gran formato atrajeron a público de todas las edades en una colaboración única en el arte plástico nacional.

La obra abstracta de Arzú y la figurativa de Lara contenidas en un solo lienzo, en una propuesta que evoca el respeto y el diálogo en el arte.

Este proyecto fue concebido bajo la premisa de compartir un mismo lienzo, pero antes del lienzo compartir una concepción vital.

Tanto Arzú como Lara a lo largo de los años han plasmado en sus obras temas que atañen al ser humano en sociedad, como un ser efímero, con miedos, seguridades, sospechas y una necesidad constante de movilidad.

La obra del uno no es extraña para el otro, dentro un mismo espacio pictórico se complementaron hasta lograr una creación con una sola identidad.

Santos Arzú Quioto y Armando Lara en la apertura de su muestra “Simbiosis”. Foto: Daniela Lozano.

Santos Arzú Quioto y Armando Lara en la apertura de su muestra “Simbiosis”. Foto: Daniela Lozano.



En algunos lienzos es innegable la prevalencia de la potente abstracción de Arzú, en otras es contundente la huella de Lara, aunque finalmente “Simbiosis”, como señala Arzú, “no se trata, y el público lo puede percibir, de una mera yuxtaposición o sumatoria de técnicas y estilos perfilados a lograr una pintura híbrida, se convirtió en reto interesante generador de cruces complementarios. El resultado: una obra ontológicamente diferente, con características y lenguaje discursivo propios”.

En once lienzos, los artistas muestran su maestría con el pincel, en una propuesta en la que ambos siempre tuvieron en mente el respeto por la obra del otro. Arzú pintaba pensando en cómo entrarían en escena los cuerpos de Lara dentro de su universo abstracto, posteriormente Lara pintaba también pensando en que su trazo pudiera compartir el ADN con el de su compañero.

Y así, entre colores y formas, se funden ambos artistas, compartiendo el mismo idioma, guiándose, cruzándose y acompañándose en esta simbiosis de códigos abiertos, donde el espectador tiene la libertad de interpretar un mensaje de acuerdo a su experiencia, tanto en la vida como con el arte.

Durante tres semanas más estará abierta esta muestra, que, a consideración del crítico de arte Carlos Lanza, es una de las más importantes de la plástica hondureña en el siglo XXI.

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