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Medardo Cardona: La cartografía como memoria de la ciudad

Su arte examina el territorio como realidad de lo vivido, como deseo de lo esperado, he allí su sentido de identidad y trascendencia

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14.06.2019

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Desde el siglo XIX la ciudad se convirtió en un espacio territorial organizado y modificado que motivó el trabajo de los artistas; la urbanización moderna con sus avenidas, monumentos, torres y edificios fueron configurando una estética de la ciudad.

Con el tiempo, los artistas empezaron a interesarse por representarla, no solo como espacio escenográfico donde convergen diversos acontecimientos, sino como objeto en sí mismo, esta es la perspectiva que nos interesa indagar en este artículo, sobre todo, porque desde los años sesenta los mapas mentales construidos sobre miradas antropológicas han ampliado el concepto de ciudad, entendiéndola como una inmensa red donde confluyen diversas y complejas relaciones socioculturales que inciden en el comportamiento de los ciudadanos y, a su vez, en la forma en que los artistas conciben su visión estética sobre la vida urbana. Es en este contexto que Medardo Cardona ha construido sus propias y sensibles C/A/R/Tografías Urbanas.

Las coordenadas estéticas de Cardona
El artista sostiene que C/A/R/Tografías Urbanas pretende establecer diálogos entre el mundo de la educación, la producción artística contemporánea y la investigación artística, para repensar las nociones sobre territorialidad como espacio socialmente construido. Ya no se trata, como sostuvo August Endell en su texto “Belleza de la metrópoli” (1908), de ver la ciudad “como ese milagro de la belleza y la poesía”, más bien veo el trabajo de Medardo Cardona bajo la influencia de esa “intensificación de la vida nerviosa” como definiera George Simmel a la metrópoli moderna a principios del siglo XX.

Pero viniendo a una experiencia de este siglo, pienso que la configuración estética del proyecto C/A/R/Tografías Urbanas se inscribe metodológicamente dentro de los resultados que dejó una exposición comisariada en el año 2001 por Iowona Blazwick en la Tate Modern de Londres (Century City Art and Culture in the Modern Metropolis), la investigación de su equipo integrado por arquitectos, sociólogos, antropólogos, filósofos y artistas visuales, culminó con la idea central de que “la cultura visual no aparece ni se desarrolla de manera aislada, sino en interacción con la ciudad, con lo social, lo político y lo urbano, extendiendo sus tentáculos al diseño, al cine, a la danza y a la literatura”. En C/A/R/Tografías Urbanas, el mapa urbano es llevado a la experiencia estética, queremos visualizar ese universo de relaciones que articulan el discurso estético de Cardona.

C/A/R/Tografías Urbanas: entre el performance y la instalación
Los antecedentes de este proyecto, realizado en la ciudad de Granada, España, fueron las series “Penetrable”, “Caminante”, y “Gris”, además, están las exposiciones individuales “Flujo continuo” y “Territorio oculto”, todas ellas realizadas en Honduras; señalo estos antecedentes para demostrar que Cardona ha construido una verdadera estética de la “territorialidad”.

En el año 2017 inició este proyecto en el marco de un taller denominado “Los mapas artísticos como estrategia docente”. Los alumnos de ese taller produjeron 310 grabados en arcilla, se desplazaron por la ciudad y fueron grabando sus grietas, heridas, purulencias y desollamientos. No olvidemos que el deterioro de la ciudad también está en correspondencia con el drama social y cultural de sus habitantes. Lo que al final quedó en la arcilla fue el “rostro encarnecido” de la ciudad, su huella de dolor, su desgarradura social, la cicatriz humana, este gesto es absolutamente performático y, a su vez, la exhibición de estos cuerpos-ciudad, se convierte en instalación.

La ciudad y la mirada doble
En cada fragmento de arcilla, la ciudad va tatuando la gran metáfora de su propio desgarramiento social. El proyecto artístico-pedagógico de Cardona no aborda la ciudad idílica, deslumbrante y moderna de Granada, al contrario, contradice esa mirada como lo hizo Gustave Doré en su serie de grabados “London. A Pilgrimage” donde denuncia la saturación urbana de la metrópoli y la desesperación del proletariado ante sus deplorables condiciones de vida, de esta manera, Doré se alejó de la mirada optimista con que los artistas impresionistas pintaron París. Cardona instala su proyecto en la excoriación de la ciudad, no en la cultura light de la vida contemporánea.

Como señala el artista, la arcilla funciona como “una gran capa de piel” que va registrando las cicatrices y deformaciones de la ciudad; los barrios van dejando su historia en la memoria de la tierra (arcilla), a su vez, los individuos van construyendo su visión a partir de las decisiones que toman al registrarla; cada registro es un acto de introspección (mirada hacia adentro) y de extrospección (mirada hacia afuera). El mapeo de la ciudad termina articulando o tejiendo una experiencia estética que funde al individuo y la ciudad.

La experiencia pedagógica del proyecto
En los últimos años el carácter interdisciplinario de la acción artística ha borrado las fronteras entre arte y ciencia, pero recientemente las investigaciones entre arte y pedagogía se han intensificado. En este caso, la asignatura “Construcción cultural”, a cargo de las profesoras Rafaele Genet Verney y Rocío Lara Osuna, de la Universidad de Granada, fue el escenario académico para gestar esta experiencia estética desde el proyecto denominado “El mapa como instrumento de investigación en contextos educativos a partir de la instalación artística”. Ya he señalado que la instalación de los 310 grabados en arcilla fue precedida por una acción performática, de esta manera, la acción pedagógica dio lugar a un proyecto artístico de naturaleza performática e instalacional que indagó las relaciones arte y ciudad, ciudad e individuo, permitiendo la interacción de estrategias educativas con experiencias estéticas; en otras palabras, fusionó la ciencia pedagógica con la cultura artística.

Esta articulación que nos presenta Medardo Cardona se inscribe dentro de las grandes plataformas epistemológicas del siglo XXI. Se trata de llevar al plano educativo los resultados del trabajo artístico, no para construir una pedagogía del arte, sino para edificar una pedagogía de la acción humana desde los procesos del arte; esta iniciativa es uno de los grandes aportes de un artista hondureño a las prácticas artísticas contemporáneas. Solo esperamos que esa misma experiencia realizada en la ciudad de Granada se realice en Honduras, aquí donde las ciudades viven entre polvo y sangre.