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Scarlett Rovelaz: una escultura que abre y cierra sus heridas

Cuando la herida deja ver el corazón de la tierra, el arte traza caminos por donde transita la esperanza

FOTOGALERÍA
22.02.2019

Tegucigalpa, Honduras
Cuando veo las transformaciones que ha tenido la escultura hondureña, irremediablemente me traslado en el tiempo y, en mi memoria, emerge la gran figura del maestro Obed Valladares, aquel que a falta de dinero mezcló café con aguacate para obtener la pátina que necesitaban sus esculturas cuando apenas tenía tres horas para inaugurar una de sus muestras de rostros lencas. Le pregunté: “¿cómo sabe que va a funcionar?”; “tranquilo profe, lo intuyo, y si esto no sale bien, ninguna mala pátina es peor que la vida de los compas”, me dijo.

No hay duda que para Obed Valladares, experimentar era parte de su programa estético, para el maestro el artista debía arriesgarse, única forma de estar a la altura de la vida y lo vivido. Scarlett Rovelaz es de las artistas que ha sabido capturar en el eco del tiempo las vibraciones de una tradición que lentamente se ha ido anidando en sus manos y que, desde Obed Valladares, ha venido introduciendo modificaciones importantes en el género escultórico.

Nada surge por generación espontánea y aunque “Heridas tangibles” (MUA 11/11/2018) seduce por su poesía visual, me interesa descubrir y comprender el comportamiento artístico de este proyecto que abre sus heridas y deja ver el dolor de la tierra, pero al mismo tiempo, las cierra y nos obliga a transitar por otros caminos para apropiarnos de estas obras en un auténtico ejercicio de resignificación.

Desde la crítica, interesa determinar el lugar que ocupa esta propuesta dentro de la tradición escultórica hondureña, es decir, en qué medida el proyecto de Rovelaz aporta innovaciones que fortalezcan los pilares de la tradición escultórica hondureña.

“Heridas tangibles”: más allá del discurso ambiental
Uno de los aspectos que llama la atención de este proyecto, y que a mi juicio constituye uno de los grandes aportes de Rovelaz al discurso escultórico local, es el alejamiento de la “representación naturalista”. Es curioso, pero siendo la destrucción ambiental el tema central de “Heridas tangibles”, inspirado en la carta del jefe indio Seattle de la tribu suwamish, es cuando más se aleja de las formas comunes con que tradicionalmente se ha representado este tópico en los distintos géneros de la plástica hondureña.

La decisión de Scarlett fue distinta, llevando su propuesta por los senderos del minimalismo (el objeto reducido a la mínima representación de sus cualidades naturales o formales). Hay piezas que son verdaderas abstracciones visuales, donde el objeto aparece desprovisto de toda referencialidad inmediata, el funcionamiento conceptual de estas piezas solo es posible en el conjunto de la muestra; la mayoría de estas obras funcionan gracias al poder de asociación que internamente las mueve, sin embargo, estas obras tienen otra característica: podrían funcionar como objetos independientes en cualquier otro contexto porque a pesar del eje temático que las une, tienen la capacidad de dialogar desde su propia estructura visual, esto es así porque la mayoría de las piezas están conformadas por un recurso retórico llamado sinécdoque (la parte por el todo) que permite que estas piezas solo insinúen visualmente un aspecto de la totalidad que quieren representar o significar, por ejemplo, una tabla con un corte en medio representa la herida de un árbol, el sometimiento de la naturaleza a la industria explotadora.

Una simple tabla con una herida en el centro basta para decir tanto, pero al mismo tiempo esa reducción de la totalidad a una parte de ella es lo que le otorga una total autonomía a cada pieza y puede facilitar un recambio de significación en un contexto diferente, esto es lo que explica por qué mucha gente piensa que ciertas obras son representaciones de vaginas y, por esa vía, deslindan sus significaciones hacia discursos feministas o ecofeministas.

Hago hincapié en esto porque tradicionalmente nuestra escultura ha sido muy estática en su forma y significado y Rovelaz le ha otorgado a sus “Heridas tangibles” una polisemia (distintos significados) que ya días no observamos en la escultura hondureña, esta polisemia se ve reforzada con otro hecho significativo: la interdisciplinaridad de materiales dispuestos para el discurso escultórico; aquí nos aproximamos a otro aporte importante: la unidad temática está sustentada en la diversidad de recursos materiales del proyecto, unidad en la diversidad es el recurso que integra lo conceptual y lo formal en “Heridas tangibles”.

El tema ambiental (unidad temática) es resuelto con tierra, acrílico, metal, madera y pétalos de rosa (diversidad matérica). Sé que otros escultores ya han introducido esta variedad de recursos materiales en sus proyectos, la diferencia la marca el hecho de que Rovelaz asienta aún más la autonomía de cada objeto al tratarlos con distintos materiales en el conjunto de la muestra, de esta manera, las piezas adquieren ante el público un abanico de significaciones totalmente abiertas, un más allá de lo ambiental. Estos aportes forman parte de aquello intangible que a simple vista no muestra “Heridas tangibles” y que constituyen el fundamento más importante de esta muestra.

Una contradicción de cuidado
No todos los resultados son idóneos, en una de las obras expone un pétalo de rosa atrapado en un fragmento de acrílico y metal, la pieza remite a la naturaleza sometida por la industria del plástico. Hasta allí todo va bien, el problema se presenta cuando las isotopías de “sometimiento”, “contaminación”, “destrucción” y otras que expresan la barbarie ambiental que ha generado la industria capitalista, entran en contradicción con el material transparente y bello del acrílico; las isotopías de este material aluden a “transparencia”, “luz” y “libertad”, por esta razón la lectura final de esta obra se aleja de la plataforma conceptual que programó la artista.

El resultado final es un objeto bello, que puede dispensar pero no eliminar esta contradicción. El artista en general debe tener cuidado porque los materiales utilizados también son generadores de sentido e integran la estructura conceptual de la obra, a esto se le conoce como “semiótica de la materialidad visual”.

En conclusión, pienso que Scarlett Rovelaz es una artista que promete generar aportes significativos a la escultura hondureña, tiene talento, audacia y sensibilidad, su tarea es investigar, rastrear los grandes momentos de la tradición escultórica de las últimas dos décadas y sobre la base de ello continuar produciendo una obra fresca y transgresora que incida en la cultura artística del país.