La presencia de 14 partidos políticos, 18 candidatos independientes y una treintena de alianzas son parte de las novedades de este undécimo torneo cívico. La mayor parte de las alianzas fueron constituidas en el periodo legal que dio el Consejo Nacional Electoral ( CNE), las otras son “de hecho” porque surgieron recientemente.
De los institutos políticos, cuatro participarán por primera vez: Nueva Ruta, Partido Salvador de Honduras (PSH), Liberación Democrática de Honduras (Liderh) y Todos Somos Honduras (TSH).
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Lo novedoso de la alianza entre los partidos Libertad y Refundación (Libre) con el PSH, de Nasralla, es que este político declinó su candidatura y se sumó a la fórmula de la presidenciable Xiomara Castro.
La cantidad de institutos políticos con estructuras completas en Francisco Morazán y Cortés obligó a diseñar una “megapapeleta” de 322 fotografías, en el caso del primero y 280 en el segundo.
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El TREP
Otro elemento nuevo será el sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares ( TREP).Para las elecciones generales de 2013 y 2017 lo que hubo fue un Sistema Integrado de Escrutinio y Divulgación Electoral ( SIEDE), que consistía en el escaneo del acta original de cierre desde los centros de votación.
El TREP es algo parecido. Se utilizó en las décadas de los ochenta y noventa y dejó de usarse en las elecciones de 2009. Consiste en un sistema de escaneo de las actas del nivel presidencial (en físico y digital) desde los centros de votación.
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La información le llegará de manera simultánea al centro de informática que tendrá en la capital el CNE con copia a los partidos políticos, observadores internacionales y medios de comunicación.
Los datos serán procesados por una empresa contratada que los divulgará a partir de tres horas después del cierre de la votación (después de las 8:00 de la noche).
Los lectores
El otro aspecto nuevo en esta justa electoral serán los lectores de huellas. Unos veinte mil serán instalados en los 5,755 centros de votación donde se verificará la identidad de los electores.Aunque con la depuración real del censo era suficiente, el CNE decidió comprar los aparatos biométricos para darle mayor transparencia al proceso.
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Bioseguridad necesaria
El desarrollo de una jornada electoral bajo los efectos de una pandemia es otra característica que pasará a la historia.Los hondureños acudirán a las urnas dotados de mascarillas, botes de gel antibacterial y respetado el distanciamiento porque el mortal coronavirus no ha desaparecido.
Para evitar contagios, el ente colegiado diseñó un protocolo de bioseguridad en coordinación con el Sistema Nacional de Gestión de Riesgos ( Sinager).
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Credenciales
La nueva Ley Electoral es clara al indicar que “a propuesta de los partidos” el CNE entregará las credenciales de delegados de mesas con nombres y apellidos. Hasta el momento no hay ambiente favorable en los partidos -ni en el mismo instituto electoral- para cumplir con este mandato de la ley.Serán entregadas a los 14 partidos y candidaturas independientes un total de 182,930 credenciales (entre propietarios y suplentes).
Los custodios
Otra particularidad de este evento político es que los 28,775 custodios electorales serán nombrados por el CNE a propuesta de los partidos, o sea que ya no provendrán de las universidades públicas y privadas.TE PUEDE INTERESAR: El CNE contratará más de 25 mil custodios para las elecciones generales
Origen de las novedades
Las crisis políticas ocurridas en 2009 y 2017 fueron la génesis de las novedades de este undécimo proceso electoral.En ambos años, el tema de la reelección fue el centro de la polémica que desató confrontación, manifestaciones, represión, capturas, muertos y heridos.
La comunidad internacional comenzó a preocuparse. Vinieron las presiones internas y externas para que el país sentara las bases de una estabilización política con una nueva ley electoral.
La reelección -que para los nacionalistas es legal, no así para la oposición- sigue en la picota pública y puede ser otra causa de crisis en el futuro.
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Posterior a las elecciones de 2017 se instaló en el país un diálogo político promovido por las Naciones Unidas. En esta etapa jugó un papel protagónico su representante en Honduras, el chileno Igor Garafulic.
El 28 de agosto de 2018 las principales fuerzas políticas firmaron el “Compromiso por Honduras: reconciliación para transformar”.
Se organizó 31 mesas de trabajo y si bien los temas sensibles como reelección, segunda vuelta, mesas electorales y amnistía no fueron resueltos, se marcaron las bases para iniciar la negociación de una nueva Ley Electoral.
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Otra identidad y censo
El fantasma del fraude electoral salía a relucir en todas las elecciones. Se decía que los muertos “salían a votar”, de ahí la necesidad de depurar el censo electoral.Y la única forma de hacerlo era con una nueva tarjeta de identidad que ya está elaborada, faltando únicamente que todos los hondureños la tengan en sus manos antes del 28 de noviembre.
El Documento Nacional de Identificación ( DNI) le cuesta a los hondureños alrededor de 1,900 millones de lempiras, que tiene que pagar el Estado al Banco Interamericano de Desarrollo ( BID).
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El padrón de votantes de 2017 fue de 6,040,000 hondureños, pero al hacer el enrolamiento solo actualizaron sus huellas 5,366,387. Estas cifras fueron reveladas a EL HERALDO por Richard Barathe, representante residente del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que coordinó el proceso.
La diferencia de 673,613 son hondureños que no se enrolaron porque están muertos o viven en el exterior. Esta es otra peculiaridad del undécimo torneo cívico.
Ley Electoral llegó
El 25 de mayo de este año (días antes de la convocatoria a elecciones), el Congreso Nacional aprobó la Ley Electoral de Honduras que sustituyó a la Ley Electoral y de las Organizaciones Políticas. Atrás quedaron tres años de diálogos y negociaciones.Los temas sensibles como la reelección y la segunda vuelta, si bien son atinentes a la Constitución, no lograron consensos en los encuentros de políticos.
La normativa política recoge, entre otras novedades, nuevos organismos electorales, otra forma de integración de las Juntas Receptoras de Votos ( JRV) -antes mesas- y el TREP. Además, una distinta forma de cálculo de la deuda política que deja por fuera a los partidos emergentes.
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El CNE, TJE y RNP
Con el fin de darle un nuevo rostro al organismo electoral por las críticas recibidas en los últimos procesos, los políticos (presionados nacional e internacionalmente) cambiaron el nombre del Tribunal Supremo Electoral (TSE) por Consejo Nacional Electoral ( CNE).Sus autoridades pasaron de ser magistrados a consejeros. Antes había tres magistrados y un suplente, ahora hay tres consejeros y dos suplentes.
La función administrativa de los procesos electorales fue delegada al CNE y la de dirimir controversias en las urnas al Tribunal de Justicia Electoral ( TJE). Entre las autoridades del CNE y TJE destaca un representante de Libre que por primera vez forma parte de los nuevos entes electorales.
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La ley contempla las figuras de consejos departamentales y municipales que reemplazaron a los tribunales, pero en el fondo sus funciones son las mismas.
Fue necesaria la “rebeldía legislativa” del izquierdista partido Libre para que fuera tomado en cuenta en el CNE, TJE y RNP. Este último organismo es otra de las novedades. Su ley fue reformada para sustituir el esquema de administración de Directorio Nacional a Comisión Permanente.
Denuncias y el Siafi
Las consejeras Ana Paola Hall (PL) y Rixi Moncada, de Libre, denunciaron un bloqueo sistemático para llevar a cabo ese proceso. También, lamentaron que el Congreso, por supuesta rebeldía, cambió el sistema de pagos del CNE por el del Sistema de Administración Financiera ( Siafi).Con todas estas novedades, una luz de estabilidad ondea el horizonte político hondureño.
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