Elecciones en Honduras

Norman Arévalo: Me dicen el diputado 129 porque ven en mí un apoyo grande

El coordinador de la Cámara Legislativa habló con EL HERALDO sobre las interioridades y trabajo junto a todos los presidentes del Congreso Nacional desde 1982. En el hemiciclo se le conoce como el diputado 129 por su trayectoria y conocimiento en materia de legislación

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20.01.2018

Tegucigalpa, Honduras
Ha conocido a todos los legisladores desde 1982 y ha sido la mano derecha de todos presidentes que ha tenido el Congreso Nacional (CN).

Norman Arévalo Casaña dialogó con EL HERALDO en el interior del hemiciclo legislativo y contó cómo ha sido su vida entre los curules de los padres de la patria. El día de la entrevista dejó el saco y la corbata y vistiendo jeans, una camisa casual y un abrigo, Norman nos contó su historia. A continuación la entrevista.

¿Quién es Norman Arévalo Casaña y por qué dicen que es el diputado 129?

Yo soy de Santa Bárbara (entre risas), ese es mi pueblo y creo que dicen eso porque en mí ven un apoyo grande, yo siempre estoy ahí para apoyarles, para orientarlos en algunas cuestiones.

¿Cuándo y cómo llegó usted al Congreso Nacional?

Yo llegué aquí un 16 de abril de 1982, yo participé en política con el Partido Liberal y me hice muy amigo de alguien muy querido y es, quien Dios en gloria me lo tenga, don Efraín Bu Girón. Me trajo Cristino Tróchez, quien salió electo, pero yo no venía para el Congreso, yo iba para un cargo en Santa Bárbara.

Cuando llegué aquí don Bu Girón me dijo: te voy a dar el machete de tu vida. Vine como asistente de cámara.

¿Y qué sabía usted del Congreso cuando puso un pie aquí?

Absolutamente nada, pero tenía una formación en normas parlamentarias porque estudié promoción social. Lo primero que hice fue leer el reglamento interno del Congreso Nacional y sus atribuciones porque yo no sabía nada sobre el Congreso. Yo venía muy joven de 21 años.

¿Qué hace el coordinador de cámara?

Se tiene que estar preparado para todo lo que pueda pasar en el Congreso, para lo que se pueda discutir. Hay que asistir a la junta directiva, explicándoles qué es cada cosa, leer la agenda, son muchas funciones. Toda la documentación que se discute pasa por nuestras manos, todos los proyectos, todos los dictámenes pasan por las manos nuestras.

¿Sabe cómo hacer un proyecto de ley?

Sí, sé cómo hacer un proyecto, cómo hacer un dictamen.

¿Qué ha sido lo bonito y lo no tan bonito en estos 36 años en el Congreso?

Lo bonito es ver cómo ha avanzado la educación, antes nos costaba encontrar un colegio, pero eso se logró mejorar en el Congreso. Lo no tan bonito es cuando no se ponen de acuerdo los políticos y empiezan con pleitos.

¿Es usted un patriota?

Yo soy un patriota. Yo pienso primero en mi país, es lo más bello, lo mejor.

¿Tiene hijos?

Tengo dos.

¿Qué sienten o qué le dicen cuando ven que usted sale en televisión al lado de los tomadores de decisiones del país?

Ellos dicen: ahí está mi papá trabajando para que yo estudie.

¿Cómo es el proceso para recibir a los nuevos diputados?

Ellos vienen con una gran esperanza y aquí estamos nosotros para apoyarlos. El lunes voy a tener una charla parlamentaria con todos ellos para explicarles las atribuciones que tiene el Congreso.

¿Alguna anécdota graciosa que quiera compartir?

Me han pasado muchas, pero una de las que siempre me hacen reír es cuando Jaime Rosenthal vino como diputado en el período de “Pepe” Lobo. Nos faltaba una firma en un documento y era la de él. Se me apareció en los pasillos y le dije: disculpe don Jaime, pero es que nos urge, nos urge este dictamen porque es para un préstamo del BID y me dijo estas palabras: Este dinero no debería de ir al sector financiero, debería ir para la agricultura, pero como es para el financiero te voy a firmar porque alguna alita le va a tocar a mi banco, me dijo.

¿Le ha tocado separar a dos diputados?

Una vez me puse en medio de Azcona del Hoyo y don Gustavo Simón. Se iban a pegar y yo estaba ahí y los apartamos.

¿Ha regañado a algún legislador?

Una vez tuve un altercado con uno, pero yo siempre con mi paciencia que me da la Virgen de Santa Bárbara, los escucho y les platico. Ellos me miran como una persona que trabaja mucho por el Congreso. Yo los respeto a todos.

¿Es cierto que una vez lo despidieron y que luego al no saber qué hacer lo mandaron a llamar?

No. Lo que pasó es que yo creí que como había cambio de gobierno, me fui. Yo creí que iban a cambiar de personal, pero de ninguna manera fue que me despidieron. Rodolfo Irías Navas me llamó y me dijo que regresara a trabajar.

¿Cómo maneja los zafarranchos dentro del hemiciclo?

El presidente los llama al orden y yo le pido a Dios que los ilumine (ríe).

¿Recuerda cuando un diputado quebró la campana?

Ese día sí me preocupé, ja, ja, ja, porque yo cuando acordé lo vi arriba de mí con la campana y si la tiraba podía golpear a alguien. Era una campana llena de historia.

¿Qué es el Congreso Nacional para usted?

El Congreso Nacional ha sido mi casa estos 36 años. Es una universidad para todos los jóvenes. La juventud tiene que participar en política.

¿Algo más que nos quiera contar?

Bueno, el presidente actual Juan Orlando Hernández vino aquí y fue asistente mío. Era inteligente, venía aquí con muchas ganas de querer estudiar. A mí me lo presentó don Augusto Hernández y era un joven. El último día como presidente del Congreso me dijo: Norman, yo no voy a ser otro presidente más, yo voy a enderezar este país. Ha sido un hombre de mucho valor.

¿Cómo ha evolucionado el Congreso desde que usted vino hasta ahora?

Hoy hay más participación, hoy hay que dialogar.

Han pasado varios gobiernos y usted se ha mantenido aquí. ¿Qué es lo que le ha valido?

Creo que la ética y la prudencia y, como decía “Pepe” Lobo, “calladito te ves más bonito”. Es la tercera vez en mis 36 años que doy una entrevista.